Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Paranoia ciudadana

La conversación más socorrida entre los tapatíos del viernes para acá es sobre las consecuencias de la muerte de “Nacho” Coronel

Por: EL INFORMADOR

La conversación más socorrida entre los tapatíos del viernes para acá es sobre las consecuencias de la muerte de “Nacho” Coronel. Nadie sabe realmente qué significa la caída del capo, pero corren rumores, decires y chismes, citando siempre a una fuente bien enterada, que la caída del capo significa una tragedia para la ciudad. No hay ningún elemento certero que nos diga que esto es así, pero por algún extraño motivo, que está entre las ganas de creer y el miedo a lo que vendrá, se instauró en la ciudad como gran verdad la idea de que muerto el capo se acabó la seguridad.

La paranoia ha llegado a tal grado que el sábado 31 de julio, día de San Ignacio, que además del primer día para el corte de elotes en el campo es fiesta popular en muchos barrios de Guadalajara, la ciudad se volvió loca. A pocos santos les gastan tanta pólvora como al santo de Loyola, pero en las redes sociales se confundió a la cohetería con la narquería.

 Lo peor que podemos hacer los tapatíos es entrar en el juego del miedo. La violencia entre bandas del narcotráfico, con el peligro que eso significa para los habitantes de la ciudad, se ha incrementado de manera importante en este año.

 De eso no hay duda. Pero de ahí a que el siguiente paso sea la pérdida absoluta de seguridad hay un gran trecho, y depende en mucho de que los ciudadanos no abandonemos la plaza; es decir, que no cambiemos la vida cotidiana.

¿Hay elementos para pensar seriamente que la caída del capo implica necesaria e inmediatamente un incremento en la inseguridad? Hay tesis que sostienen seriamente que la caída de un capo no sólo no genera más violencia sino por el contrario, el efecto inmediato es que la disminuye. Por otro lado, es claro que una plaza en disputa genera violencia.

 Coronel era un capo en decadencia desde hace 18 meses, y Guadalajara es una plaza en disputa desde hace seis meses.  

En un país en “guerra” con el narco y en una ciudad de alto consumo de drogas, la posibilidad de incremento de la violencia es alta. Lo único que podemos hacer los ciudadanos es cerrar filas con las autoridades, sean del partido que sean, y evitar que nos gane el miedo. La paranoia es la derrota ciudadana.

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