Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Otro gallo

Lo que sucede en Circunvalación tiene sus particularidades, pero se parece a todos

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah  /

Diego Petersen Farah /

Otra obra en discusión. Ahora es el puente de Ávila Camacho y Circunvalación el que está siendo bloqueado y protestado por los vecinos. Nada distinto a lo que sucedió con el puente programado para López Mateos y Las Rosas, que terminó en túnel; o lo del atirantado, que finalmente se construyó; o lo que está pasando con la Vía Exprés, que a estas alturas parece más muerta que Sara García. La gestión de la obra pública se ha vuelto cada vez más compleja. Con la novedad que los vecinos exigen su derecho a opinar sobre lo que pasa en sus colonias.

Lo que sucede en Circunvalación tiene sus particularidades, pero se parece a todos. Circunvalación fue pensada como el primer anillo de Guadalajara, de ahí su nombre. Patria sería el segundo y el Periférico el tercero. Tres vías rápidas circundando la ciudad, una visión urbana muy de moda en la segunda mitad del siglo pasado y que en algunas ciudades funciona de maravilla. Cuando se pensó esto, en Guadalajara había mucho más talento que dinero, y los tres anillos quedaron truncos y nunca fueron vías libres. ¿Tiene sentido hacer vía rápida a Circunvalación e irle metiendo pasos a desnivel (luego discutimos si por arriba o por abajo) en los cruces importantes? En la visión, digamos, setentera de la ciudad, sí. En una visión contemporánea de las ciudades la recomendación sería no hacer más vías rápidas, sino más vías alternas. Un puente que tiene semáforos a pocos metros de sus bocas tampoco es, digamos, una gran solución. Esto es, un puente o túnel ahí tiene sentido para terminar de construir lo que planeamos el siglo pasado y no tuvimos dinero para hacerlo.

Decididos a hacer el paso a desnivel, la siguiente pregunta es: ¿puente o túnel? Los vecinos no quieren puente, y tienen razón. Los puentes son mucho más baratos, pero son barreras urbanas y focos de pauperización y violencia. No tiene remedio, los puentes benefician a la circulación (cuando no hay tráfico) y matan lo que hay debajo. Hace unos días el alcalde de Zapopan, Héctor Vielma, dijo que en su municipio ni un puente más. Quizás exageró un poco y habrá lugares, un cruce no habitado, donde un puente sea una buena solución, pero como principio es correcto, matemos la discusión desde antes, en el entendido vamos a hacer un túnel en lugar de dos puentes.

El problema no es menor. Para el Ayuntamiento de Guadalajara el costo va creciendo. Suspenderlo tiene un costo político alto, y hacerlo también. Llegó a un punto de no retorno donde cualquier decisión tiene costos para el alcalde y para la ciudad. El problema de fondo vuelve a ser la planeación. La ciudad no puede vivir a la ocurrencia de los políticos y equipos técnicos en turno. Si este puente o túnel hubiera estado planeado y acordado con los vecinos desde hace cinco, diez o 20 años, si todos supiéramos qué sigue y qué parte del rompecabezas estamos armando, y si hubiera lógica entre el discurso de los políticos, la idea de ciudad y los planes urbanos, otro gallo cantaría.

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