Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Ojo por ojo

Hasta hace unas semanas la situación entre el Gobierno del Estado y los ayuntamientos era de guerra fría

Por: EL INFORMADOR

Era de esperarse, pero no por esperado es menos desesperante. Hasta hace unas semanas la situación entre el Gobierno del Estado y los ayuntamientos era de guerra fría. Soltado el primer misil, que fue la negativa a la Línea Dos del Macrobús lo que viene es la respuesta del Gobierno de González Márquez: la cancelación de la obra estrella del Gobierno de Aristóteles, el túnel de La Minerva por Avenida Vallarta y la remodelación del espacio. Ayer el secretario de Vialidad, Diego Monraz, lo dio por muerto, acusando así recibo de la cancelación del BRT.

Lo que sigue tampoco es positivo. El Gobierno del Estado envió un proyecto de presupuesto con sólo 3.5% de aumento para la Universidad de Guadalajara, por debajo de la inflación, lo cual además de una provocación augura y asegura que el problema con la Universidad continuará a todo vapor.

No tardan en aparecer los “técnicos” de la UdeG bombardeando ahora a la presa de El Zapotillo, con el argumento de que Temacapulín es patrimonio de la humanidad o algo similar, y que la cortina debe quedarse en la altura inicial a 80 metros, que sólo asegura agua para León y Los Altos, en lugar de los 105 metros que captarían también agua para la zona metropolitana (a Acasico y Palmarejo, que de cualquier manera quedarán inundados, ya nadie los defiende). Ésta sería la tercera ocasión que la Universidad bombardea un proyecto de dotación de agua para Guadalajara. Por lo avanzado del proyecto (ya está licitado y comenzaron las obras preparativas) no está fácil que lo paren, pero de que habrá pleito, lo habrá.

¿Tiene salida el conflicto? Sí, pero se requiere un oficio político que no se ve por ningún lado.

Los operadores de Aristóteles Sandoval tienen convencido al alcalde de que la mejor manera de llegar a la gubernatura no es solucionando problemas, sino polarizando a la sociedad.

 Es, además, un equipo con muy poca experiencia y que ya se ve en la gubernatura. En entrevista de ayer, el alcalde, que se define a sí mismo como estadista (un estadista que habla de si mismo como estadista no es un estadista) dice que no tiene prisa, que prefiere gestionar durante 10 años el tren que aprobar el BRT, asumiendo ya que será él quien gestionará el Gobierno en el próximo sexenio.

En el equipo de González Márquez la cosa no está mejor. Hay, de facto, un abandono del barco. La mayoría de los secretarios están metidos en la construcción de su futuro político y, salvo contadas excepciones, nadie trae empuje ni ganas. La política está dejada a su suerte y se ha convertido en un Gobierno reactivo, preparado para responder y no para proponer.

Ojo por ojo (jejentaycuatro, contestó el gangoso).

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