Sábado, 16 de Noviembre 2024
Jalisco | La extracción ilegal del liquido afecta a Puente Grande

Monitoreo no frena el robo de agua

La extracción ilegal del liquido afecta a Puente Grande, aunque la titular de penales del Estado, Marisela Gómez Cobos señala que no hay desabasto Algunos internos defienden el abasto del líquido en el núcleo de prisiones ubicado en Tonalá

Por: EL INFORMADOR

LA JAUJA. De acuerdo con la Unidad de Transparencia de la FGE, Puente Grande es abastecido con 24 litros por segundo. EL INFORMADOR /

LA JAUJA. De acuerdo con la Unidad de Transparencia de la FGE, Puente Grande es abastecido con 24 litros por segundo. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAY/2013).- Tubos de dos pulgadas de diámetro trozados han sido encontrados por el personal de mantenimiento de Puente Grande, en la red de abastecimiento de agua potable que recorre 6.5 kilómetros de distancia desde el punto de extracción de agua —en los pozos de La Jauja— al complejo penitenciario de la metrópoli.

Marisela Gómez Cobos, titular de penales en el Estado, explica que gente de “varias empresas” (cuya razón social no reveló) “se cuelga” de los ductos y retira “mucho” líquido que le corresponde al núcleo penitenciario a su cargo.

“Siempre hay robo. Entonces tenemos que estar checando todos los días las tuberías donde pasó algo. Tenemos que estar en forma permanente supervisando todas nuestras tuberías, porque vienen desde allá (La Jauja), para evitar que se nos robe ese líquido”.

Pero ni el conocimiento de la autoridad, ni el monitoreo periódico que se delega a empleados de mantenimiento ha incidido en detenciones o pistas que lleven a dar con los responsables.

—¿Esta gente puede darse el lujo de robar sin afectar (el abasto) a los presos de Puente Grande?

—Cuando baja la presión surtimos con pipas. Eso implica cerrar los pozos para rehabilitar tuberías. Tenemos dos pipas que nos ayudan a surtir. A veces, si lo consideramos, se piden de afuera.

El pasado 24 de abril, diputados locales realizaron un recorrido al núcleo carcelario. Durante el mismo, se constató que tanto en dormitorios como áreas comunes hay agua; incluso el Reclusorio Preventivo tiene un nacimiento. Los internos declararon que el líquido es de buena calidad, y que aunque en ocasiones éste no fluye a las celdas, siempre se puede disponer de decenas de tambos que hay en cada módulo.

Falla en potabilización

El agua que reciben los internos del penal de Puente Grande recorre 6.5 kilómetros desde los pozos y llega ahí sin un proceso de potabilización previo, por lo que es usada con un filtro colocado en las distintas áreas de cocina.

De acuerdo con la directora de penales, Gómez Cobos, “es un agua que está muy clorada; incluso cuando uno llega, se tiene qué acostumbrar al cloro en las manos”.

Pese a esto, asegura que tanto la Secretaría de Salud como el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA, instancia que aseguró no tener nada que ver con el abasto en el penal) verifican su calidad cuatro veces por año. El último reporte, asegura, tuvo calificación aprobatoria. Pero dado que no es posible beber agua con niveles elevados de cloro, hay una regla de oro en el penal: sólo se toma líquido embotellado, aunque los presos indican que no hay problema alguno en ingerirlo desde la fuente.

Daniel Carluche, un interno originario de Argentina, que tiene siete años tras las rejas por el delito de robo, asegura que ni hay desabasto ni hay problema en bañarse o ingerir agua. De igual forma sucede con Don Isidro Alcántar, quien ha pasado dos de sus 61 años recluido por violencia intrafamiliar. “No nos falta, siempre hay y la que hay está bien. De eso ni nos quejamos”.

Pero la historia es distinta en la cárcel femenil. El filtro de agua que tienen en ese espacio de reclusión falló durante varias semanas, según lo confirmó a diputados, la directora de esa prisión, Carolina Valdez Rizo, el pasado 24 de abril.

En cuanto a la calidad de agua, los discursos se mantienen sin cambios entre internos y personas que están fuera del penal, pero un caso distinto sucede con las formas de procurarse agua. En Puente Grande, confirma el ex interno Francisco J. (nombre apócrifo a solicitud de anonimato), para tener agua es necesario formarse hasta por tres horas.

SABER MÁS
Reglamento interno


Menciona el acceso al agua, pero no de manera “suficiente, salubre, aceptable y asequible” como marca la Constitución Mexicana.

En su artículo 65, señala que se debe “implementar un sistema que resuelva el problema de control de agua, de tal manera que se tienda a satisfacer las necesidades, se cuide la imagen de los jardines, hortalizas y no haya desperdicio. También, se preocupará por atender el sistema de drenaje en forma constante”.

FRASE

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Ellos saben que no pueden consumir esa agua, se les dice (que no lo hagan); hay orientación del manejo del agua para que sepan que viene muy clorada "

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La gente ve las tuberías y de ahí se cuelga. A veces encontramos tubos hasta de dos pulgadas, entonces sí es mucho (lo que se roban) "

Marisela Gómez Cobos
, directora de penales del Estado

CRÓNICA
Padecer horas bajo el Sol para llenar sólo un tambo

A las ocho de la mañana se toma lista. Después, el encargado en turno de llenar con agua el tambo que hay para la celda debe estar alerta, pues abren la toma a las nueve y la cierran al medio día. En ese lapso hay que esperar bajo el Sol. Pero en prisión todo es sencillo con dinero, y hay quienes cobran para evitar la fatiga de otros.

“Se avientan hasta por cinco pesos; a veces, cinco pesos son el mundo”, platica un ex interno de Puente Grande. Los nueve individuos que vivían en su celda (pensada sólo para tres) turnaban sus días para acarrear agua. Aunque cuando hay con qué pagar, es posible ceder la molestia a un compañero y evitarse el plantón en la fila que hay junto a la toma de cada módulo.

—Y quienes no están en la fila, ¿qué hacen en esas tres horas?

—Ver una película, entretenerse con un iPod, ir al espacio acondicionado como motel (que, de acuerdo con el ex interno, está a cargo del líder del autogobierno); todo es rentado por los mismos compañeros. Ahí todo es dinero.

De cualquier forma, no hay manera de escapar a la fila diaria. El líquido es necesario para hacer el aseo del “hogar”, para echar agua al baño, para bañarse. En la celda del joven que da su testimonio (quien dijo que podría estar en riesgo si su nombre es ventilado) la regla era bañarse diario para evitar malestares con el resto. Él, por ejemplo, compraba agua embotellada para lavarse los dientes. Prefería no usar la del tambo.

Y aunque no está potabilizada, el agua de Puente Grande sale como si lo estuviera (inolora, insabora e incolora). Además, el recipiente comunitario obligadamente debe ser lavado una vez al mes. El joven nunca padeció por escasez durante el bimestre que permaneció tras las rejas, y atribuyó más a un parámetro de disciplina que a insuficiencia la restricción en horas para dotación.

“Ahí todo es dinero”, insiste. Ya sea para dejar de dormir entre la regadera y la taza de baño (como sucede a los recién llegados), para tener una comida más completa, para no hacer filas en las tomas de agua; incluso para saltarse los lugares, para eso hay que pagar a otros reclusos.

—¿Y por qué la necesidad de tener dinero adentro?

—Dos cosas: los vicios cuestan. Además, cualquier otro gusto hay que pagarlo.

Tras dos meses en reclusión, el ex interno salió bajo fianza en agosto de 2011. Pero antes de ver las rejas desde el otro lado, supo que estaban remodelando al menos 10 celdas del módulo tres, donde él vivía. El rumor fue que las nuevas instalaciones tendrían agua en baño y regadera, y que la inversión la había hecho el líder del autogobierno; sería a él a quien debían pagarle 25 mil pesos para gozar de un espacio de estos.

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