Misiva

Parece que los grandes temas de nuestra agenda nacional se encuentran al vaivén de la moda y el momento. En cuanto se dejan de tratar, volvemos al cajón del olvido y las cosas siguen con su cauce normal, como si nada hubiera pasado.

El combate a la obesidad también es un asunto de gran importancia para la salud y el crecimiento educativo de nuestro país. Los descuidos de ahora serán los lamentos del mañana.

¿Qué estamos haciendo para comer mejor y más saludable? Simplemente reducir el tamaño de las bolsitas de los alimentos inútiles, o agregarles cualquier tarugada para que ahora sí parezcan nutritivos.

Estos asuntos no pueden quedarse en el descuido y olvidarse tan pronto. Tenemos que esforzarnos más para que se quede inscrito en nuestros hábitos y nos ocupemos por alimentarnos bien.

No vemos programas concretos y eficaces para iniciar la gran tarea de poner a nuestras escuelas y familias a practicar una dieta más balanceada y saludable.

Hace algunos días apareció una investigación que demuestra que los sustitutos de algunos azúcares y saborizantes de los refrescos de cola son cancerígenos. Vaya usted a saber qué tantas más porquerías estemos ingiriendo en todas las botanas, embutidos y productos procesados que se han convertido en el sustento de la alimentación mexicana.

Es más, hasta las buenas tortillas se han sustituido por unas de muy baja calidad y hechas con harinas de muy pobre sabor y textura, comparadas con las auténticas hechas con nixtamal y con los sabores de nuestra tradición.

No es cierto que toda la tarea tiene que recaer en las amas de casa, ni tampoco en el Gobierno, es un trabajo conjunto que todos debemos de realizar. Pero no vemos cambios de hábitos de consumo, la gente sigue llenando sus carritos del súper con muchas cosas que no sirven. Los empresarios de la industria están obligados a mejorar, pero no saben ni cómo ni cuándo, pero si tienen oportunidad se van a hacer de la vista gorda.

El tema de la obesidad no es sólo el de la comida sin nutrientes, sino también la que contiene tóxicos que afectan a la salud. Hay que tomar muy en serio nuestra misión y dar a conocer los alimentos que sí cumplen con los criterios para una saludable alimentación, frente a los que de plano son dañinos.

De que hace falta promover más el ejercicio y la actividad deportiva, es también una realidad que debemos de fomentar, pero aún así la gran responsabilidad recae en el sistema educativo nacional (público o privado) que, junto a los padres de familia debemos de orientar y guiar a las nueva generaciones sobre los alimentación que todos debemos de consumir.

Ya estuvo bueno de encubrir a los malhechores que engordan a los mexicanos con seductoras galletas, bizcochitos, botanas y refrescos. Serán sabrosos, pero la verdad es gastar tanto dinero por una bolsita de papas para que nutran tan poquito, en vez de invertir el dinero en algo que sí valga la pena.