—''Mini-plantones''

Uno y otra existen, se supone, para convertirse en promotores del bien común; el uno, para regular y propiciar la armoniosa convivencia entre todos los sectores de la sociedad; la otra, para aportar un elemento básico en la armonía social: la educación, con todas sus implicaciones: desde la difusión y el ejercicio de las normas que hacen posible la coexistencia, hasta la formación de profesionistas que alcancen su realización personal mediante el desempeño de actividades útiles para los demás...

En la práctica, sin embargo, uno (el Gobierno del Estado) y otra (la Universidad de Guadalajara) continúan aferrados a dar a la sociedad —de la que viven y a la que se deben—, so pretexto de la discusión derivada de la demanda de más dinero, el bochornoso, deprimente espectáculo del intercambio sistemático de ofensas, cuchufletas, acusaciones y diatribas, sin que surja al menos un indicio de que la zacapela esté en vías de tener el consabido “final feliz” de las películas mexicanas.

—II—

Al contrario... lejos de que florezcan, primero, y fructifiquen, después, las “mesas de diálogo” que hace algunas semanas se pusieron a funcionar (“según San Lucas...”), con la intermediación de la Secretaría de Educación Pública, continúan, a todo lo que dan, las guerras de saliva y periodicazos entre el perro y el gato —valga la metáfora— de la comarca.

De hecho, en la tónica de “radicalizar el tono” de las protestas realizadas hasta ahora, con los “mini-plantones” de cinco minutos, anunciados para realizarse a partir de hoy en cruceros estratégicos —seleccionados, ya se verá, con la mayor perversidad y la mayor mala leche del mundo—, se pretende hacer extensivos a toda la población, de ser posible, la irritación y el malestar que hasta ahora había sido “privilegio” exclusivo de los vecinos de “Casa Jalisco”.

—III—

Se engañan el Gobierno del Estado y la Universidad de Guadalajara si suponen que, a raíz de su conflicto, que de lo simplemente ríspido pasó a lo decididamente escandaloso, la opinión pública tiene una idea nítida acerca de quién es “El Bueno” y quién “El Malo” de la película. En el caso de las molestias, trastornos, brotes de violencia y hasta desgracias que pudieran resultar de los “mini-plantones”, queda muy claro quién va a ganar y quién va a perder con ellos... (Por si hiciera falta hacer explícita la respuesta: ¿Quién va a ganar..? ¡Nadie! ¿Quién va a perder..? ¡Todos!).