Miedo y pavor

La diferencia entre miedo y pavor es una cuestión de escala. De adolescente, por ejemplo, daba miedo hacer ciertas travesuras (la favorita era ir a ver películas “prohibidas” al cine Colonial, mismas que hoy pasan en la tele a las 9:00 de la noche), pero daba pavor que te cacharan tus papás. A los 40, el miedo y el pavor son distintos, según cuentan los chistes que circulan por internet. Pero como ciudadano, el miedo y el pavor también son cosas distintas. Da miedo que grupos de delincuentes se enfrenten a balazos en las calles, arrojen granadas y cierren carreteras; da pavor escuchar a las autoridades de seguridad declarando sobre el tema.

Los primeros fueron el alcalde de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, y el gobernador del Estado, Emilio González Márquez, uno echándole la culpa a la oposición que no le dejaba comprar patrullas y el otro diciendo que eso pasaba porque los gobernantes se dedican a buscar candidaturas. Reacciones casi infantiles de ambos, politizando una tragedia, pero a la postre resultaron casi plausibles al lado de sus subordinados.

El secretario de Seguridad del Estado, Luis Carlos Nájera, tiene muchas virtudes, pero lo suyo lo suyo no es el micrófono. Cada vez que habla, lejos de tranquilizar al respetable lo deja temblando, pues de queja en queja (no hay día que no se queje de alguien) y para hacer lucir su trabajo, deja en claro que hay muchos que no lo están haciendo, pero sobre todo, hace énfasis en que nadie le hace caso. Siendo él el titular de la seguridad pública del Estado, el miedo comienza a subir de tono. Entra al quite, con chicuelina, el secretario de Gobierno, Fernando Guzmán, y patea el balón para las tribunas proponiendo cadena perpetua para los que maten a un policía, como si eso sirviera de algo para mejorar la seguridad.

Pero el que se voló la barda con su declaración fue el director de la Policía de Guadalajara: “Vienen cosas peores, si nos basamos en lo que se refiere a la situación que vive este país, estamos iniciando una situación que es difícil de aceptar, y en la que las corporaciones obviamente están respondiendo en la medida de sus capacidades”. ¿Cuál es el sentido de decir que vienen cosas peores? Generar miedo, paralizar a la sociedad, afectar a la economía. No hay manera que alguien sepa a ciencia cierta, ni siendo el más perrón de los policías, que vienen cosas peores. Gracias a su experiencia él puede suponer, intuir, que habrá más hechos violentos y que disminuirá la seguridad de los ciudadanos, pero a nadie le ayuda diciendo que vienen cosas peores si no ofrece una solución. Ahora sí que, como les decíamos a los de primer ingreso en la universidad, “si usted se siente bien, no se preocupe, ya se le pasará”. Pero lo peor de la declaración es la última parte de la frase: “Las corporaciones están respondiendo a la medida de sus capacidades”. Igualito que un alcalde de Tabasco, que en su informe de gobierno afirmo orondo “se hizo el 100 por ciento de lo que se pudo”.

No sé si calladitos se vean más bonitos, pero cuando esperábamos que las autoridades nos dieran explicaciones que nos ayudaran a disminuir el miedo, lo que lograron fue generar pavor.