''Manuel'', una provocación para el Río Marabasco

CIHUATLÁN, JALISCO (18/SEP/2013).- La familia de Juan Díaz Salas abandonó su casa. Se enteraron de la potencia de la tormenta tropical ''Manuel'' y no quisieron arriesgarse. Él se quedó a cuidar la vivienda. Cerraba los ojos y se movía de un lado a otro, pero el temor no lo dejó dormir las últimas tres noches. Tiene al Río Marabasco frente a su puerta y se sabe que a las provocaciones de las lluvias reacciona y se desborda.
 
La naturaleza manda avisos y quien tiene toda la vida de convivir cercanamente con ella la entiende. A los habitantes del municipio de Cihuatlán les anuncia cuando la fuerza de las lluvias altera al Río Marabasco: comienza el olor a madera rancia, la corriente pasa más inquieta y lleva una corona blanca de espuma.
 
Entonces el Marabasco da a entender que va airado y los habitantes cercanos a él saben que tienen pocas horas para desalojar.
 
En esta tormenta el Río no se desbordó en la cabecera municipal, se han hecho obras paliativas que ponen orden a su cauce en esta zona, pero no han sido una solución suficiente y donde flaquean, la corriente truena.
 
Por eso sus aguas dejaron incomunicadas a cuatro comunidades aledañas, donde la infraestructura del cauce no llegó.
 
Platanales quedaron ahogados en lodo. Ramas derrumbadas y desechos forestales regados entre el verde de los plantíos se ve en los perímetros hasta donde llegó el río. Quienes trabajan las tierras ya están en labores para recuperar lo que se pueda de frutos. Con palas y maquinaria retiran el escombro verde para que fluya el agua.
 
Después de estas pérdidas vienen los recesos a los trabajadores. Descansan a uno, luego a otro, y entonces hay que sacarle ventaja a cualquier otro oficio que se pueda, relata el joven José Liévano. Casi la mitad de la población en Cihuatlán se sostiene de la producción bananera.
 
También el turismo levanta a la población y hasta ese sector trastocaron los estragos de ''Manuel''. El mar y la laguna de la delegación de Barra Navidad perdieron su color azul y ahora las aguas brillan en un tono café, con la revoltura de lo que el desbordamiento del Marabasco les trajo. La misma naturaleza se va a encargar de limpiar, hay que esperar las corrientes, explican los conocedores del lugar.
 
EL INFORMADOR/ALEJANDRA PEDROZA