Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Los incómodos

Nada hay más complejo para una administración que tener en sus filas personajes que quieren hacer grande el puesto

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

Se fueron los incómodos. Nada hay más complejo para una administración que tener en sus filas personajes que quieren hacer grande el puesto, o que creen que ellos, por ser quienes son, hacen grande al puesto. Son personajes con egos enormes y necesidad de destacar y que por lo mismo resultan terriblemente dañinos a las instituciones.

La Secretaría General del Congreso era, y es, un puesto burocrático de segunda línea. Nadie sabía, ni tenía por qué saber, cómo se llamaba el secretario del Congreso. Carlos Corona creyó que desde esa plataforma podía construir una carrera política y manejó los recursos como si fueran propios. Comenzó nombrando una vocera del Secretario General, algo tan absurdo como que el de intendencia tenga secretario particular. Ya desde entonces era evidente que aquello pintaba para mal. Lo que empezó mal terminó peor, pues en su absurda y prolongada defensa, lo único que provocó fue que sus inconsistencias y abusos fueran más evidentes y puso a sus jefes, el del Congreso y el político, entre la espada y la pared.

Óscar García Manzano llegó a la presidencia de Pensiones después de haber salido de la secretaría de Finanzas. Es la típica caída para arriba que a nadie le gusta. García Manzano dejó de ser el dueño de la caja para convertirse en un presidente que siempre había sido honorario. Normalmente, el secretario de Finanzas era al mismo tiempo presidente de Pensiones del Estado, por eso nadie peleaba ni se preocupaba por quién era el presidente, pues el puesto importante era el de secretario. García Manzano decidió que su mano y su presencia debían sentirse en Pensiones y cometió un grave error político. Sus declaraciones sobre Chalacatepec, que bien se pudo haber guardado, pusieron en riesgo su puesto y todo el proyecto. Pero entre más lo atacaban los diputados, más feliz estaba. Regresó a la palestra y regresó con argumentos. No obstante, e independientemente de los resultados, la presencia de Óscar se volvió incómoda en el círculo cercano al gobernador.

La filtración de las conversaciones entre Arturo Zamora y Óscar García Manzano se hizo con toda la intención de reventar a García Manzano, tal como la filtración de las facturas de los Mercedes de Carlos Corona fueron el empujón que necesitaba para caer. El pecado de García Manzano no fue apoyar a Vielma. El gobernador lo sabía y era explícito el apoyo. La relación entre Héctor Vielma y García Manzano no es política, es de amistad.

El error de García Manzano fue haber usado el nombre de Emilio y hacer sentir a Arturo Zamora que el gobernador estaba también apoyando al candidato del PRI. Emilio no podía dejar que hubiera duda sobre ese tema ni 10 minutos, y así lo hizo. El error de Corona no fue comprar dos Mercedes el mismo día, sino dar una imagen de opulencia en medio del desorden administrativo.

Se fueron los incómodos, se fueron por no entender el tamaño de su puesto.

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