Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Los gordos y la flaca

Hace 10 años estábamos en los primeros lugares con la advertencia de que si no hacíamos nada, llegaríamos al primer lugar

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

Lo logramos: ya somos el país más obeso del mundo. Hace 10 años estábamos en los primeros lugares con la advertencia de que si no hacíamos nada, llegaríamos al primer lugar. Y bueno, hicimos todo lo posible, es decir nada, para lograrlo y ayer la OCDE nos dio el reconocimiento. Quisiéramos decir que todo se lo debemos a nuestro mánager, como buenos deportistas agradecidos, pero ni somos deportistas ni tenemos mánager, así que guardaremos los agradecimientos para otra ocasión.

Ser un país obeso tiene consecuencias gravísimas. Las primeras y más evidentes son de salud. Las enfermedades asociadas a la obesidad son muy variadas, pero hay dos que destacan por su gravedad: las cardiovasculares, en las que la gente se muere de infarto, y la diabetes, donde la muerte es literalmente a plazos: es una enfermedad larga y dolorosa, que se puede controlar pero que requiere mucha atención. La obesidad pone pues en riesgo la longevidad, pero sobre todo la calidad de vida de una generación completa.

El segundo tema es social. La obesidad se ha convertido en uno de los motivos de discriminación más fuertes de este país. Detrás de las dos palabras de todo anuncio de oferta de empleo, “buena presentación” se encierra un laberinto de discriminaciones. A los chaparros (as), a los feos (as), a los morenos (as) pero sobre todo a los gordos (as). No deja de ser paradójico que la época de mayor culto al cuerpo desde la Grecia clásica, sea también la era de mayor obesidad. Lo que produce esta mezcla es una enorme discriminación y una terrible presión social para los obesos.

El otro gran tema, y es por ello que la OCDE está metida en el tema, es económico. La diferencia entre tener diabetes y no tenerla son decenas, quizás cientos de miles de pesos a lo largo de una vida. Para el sistema de seguridad social eso es la diferencia entre poder tener viabilidad a futuro o no tenerla. Hoy, el sistema de seguridad social mexicano está comprometido por los cálculos de lo que puede significar la diabetes.

Es relativamente fácil decir que el problema es del Estado y que el Gobierno es el que debe hacer políticas públicas para detener el avance de la obesidad. Sin duda que tiene que hacerlo y que tiene una responsabilidad enorme en este tema, pero la responsabilidad primaria está en las familias. O cambiamos nuestros hábitos de vida, fundamentalmente los de alimentación, pero también cómo trabajamos y cómo usamos o no usamos el espacio público, o nos va a llevar la flaca por obesos, aunque suene a contradicción.

P.D.: A propósito de la flaca, reproduzco un comentario fenomenal de Diego Méndez a la columna de ayer en la página de internet de El Informador. Dice el tocayo que el mensaje a Emilio con las catrinas que le regalaron los udegeístas era que “si no se pone catrín con el hueso, gacha su calaca”. Pa qué tanto brinco estando el mensaje tan clarito pues.

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