Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Los engrudos de Aristóteles

La reunión puso al presidente municipal de Guadalajara en una posición incómoda

Por: EL INFORMADOR

Los problemas técnicos los resuelven los técnicos; los problemas políticos los tienen que resolver los políticos. En el tema de movilidad los alcaldes y el gobernador tiene la misión de resolver el problema político, y en ese sentido la reunión de ayer del jefe del ejecutivo con los presidentes de Zapopan, Tlajomulco y Tlaquepaque es un gran avance de cara a una posible solución. ¿Cuál? La que sea, o más bien la que sea técnicamente viable y políticamente posible.

La reunión puso al presidente municipal de Guadalajara en una posición incómoda. Su excusa para no asistir es que le avisaron con poco tiempo de anticipación, pero en realidad decidió no acudir porque consideró que las condiciones para el diálogos no estaban dadas (que en política eso debe leerse como que no le convenía).

A Sandoval se le está comenzando a hacer bolas el engrudo. Por un lado, trae una división fuerte en su equipo, entre los llamados Aristogatos, el grupo compacto del alcalde, y el resto de los funcionarios que cada día más son excluidos de las decisiones políticas. Por el otro, una molestia real de los alcaldes metropolitanos porque los funcionarios de Guadalajara comenzaron a tomar decisiones, o al menos pretendieron hacerlo, sobre movilidad sin tomarlos en cuenta: Guadalajara comenzó a hablar de tren ligero cuando no había acuerdo al respecto; propusieron trazos  y proyectos que los  alcaldes no conocían y hablaban como si fueran los encargados de movilidad no del municipio, sino del país.

El primer baldazo de agua fría lo recibió Aristóteles del alcalde de Tlaquepaque, Miguel Castro, quien declaró que el encargado de los temas de movilidad en los municipios era Héctor Vielma y que él y sólo él podía hablar a nombre de los alcaldes metropolitanos. El segundo fue que Vielma y Castro tomaron efectivamente la batuta para construir una salida política con el gobierno del estado, lo que dejó al alcalde tapatío  mal parado y con un discurso fuera de lugar.

Construido el puente entre los alcaldes y el gobierno la siguiente pregunta es si Aristóteles Sandoval se va a subir en él. Si se sube hay posibilidades de avanzar, aunque sea un poco, en la movilidad metropolitana en lo que queda del sexenio. Si decide jugar a Pepe el Toro, yo contra el mundo y nosotros los pobres, el riesgo es alto. Va a polarizar, que es lo que todo precandidato desea, pero también va a perder. El alcalde sabe (y si no que alguien se lo explique) que no hay proyecto de movilidad posible sin el gobierno del estado. Si no se sube al puente que le construyeron Vielma y Castro, lo proyectos y la inversión serán en Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco dejando a la capital aislada y marginada, un asunto que difícilmente se resuelve con discurso, victimización y polarización.   Ahora sí que ya se le hizo bolas el engrudo.   

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