Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | A FONDO: INVESTIGACIONES ESPECIALES

Los contrastes entre midibús, Macrobús y Tren Ligero

Abordar las diferentes modalidades de transporte público en la Zona Metropolitana de Guadalajara siempre sugiere un reto

Por: EL INFORMADOR

El transporte denominado comúnmente BRT combina bondades del Tren Ligero y males del camión en Guadalajara. A. GARCÍA  /

El transporte denominado comúnmente BRT combina bondades del Tren Ligero y males del camión en Guadalajara. A. GARCÍA /

GUADALAJARA, JALISCO (08/OCT/2010).- El Centro Histórico de Guadalajara es, sin duda, el corazón de la ciudad. Los camiones despliegan horizontes lejanos en su frente y combaten cara a cara por cada centímetro de espacio en los carriles de abordaje de pasajeros. Las siete de la tarde-noche tapatía es tiempo para dejar las labores y encontrar la tranquilidad en casa.

La gente que se alista para viajar varios kilómetros a Zapopan me rodea en la parada del Parque Reforma. El conductor de la ruta 633 se detiene ante la acumulación de manos que invaden el carril derecho de la avenida Alcalde. La subida conlleva agrupaciones, movimientos, estirones y empujones; las mujeres se sientan, los niños disfrutan de las piernas de sus madres y los hombres se mantienen holgadamente de pie, encarando con pocas energías el último esfuerzo de un largo día. El conductor grita incesantemente “para atrás, recórranse, que no caben aquí adelante”.

El arribo a La Normal agota los pocos espacios restantes. El cierre de las puertas se complica y cada rincón del camión se convierte en una joya de comodidad anhelada. El tráfico se vuelve pesado a la altura de la Delegación Hidalgo del IMSS. La falta de movimiento motiva a los usuarios a recurrir a modalidades de “quema de tiempo”, música, un poco de lectura y maquillaje son las actividades más populares. Mientras observaba el paisaje urbano, la pregunta que venía a mi mente era y ¿Cómo se va a bajar la gente? Y es que la única opción era saltar por encima de los más de 65 viajeros que se trasladaban hacia zonas céntricas y aledañas de la ex Villa Maicera. Sin embargo, la maleabilidad de la masa transportada resultó increíble. Una breve reagrupación permitió que la señora descendiera del camión en 15 segundos.

La cabecera de Zapopan provocó un reacomodo que mantuvo a la unidad en similares condiciones. Por fin logré sentarme tras un movimiento que me favoreció. A partir del cruce de la avenida Hidalgo en Zapopan Centro hasta Periférico y Laureles, el camión se fue vaciando gradualmente hasta dejar la unidad con una utilización de alrededor de 70%, unas 50 personas.

BRT, con las ventajas del Tren y los males de un camión


El transporte denominado comúnmente BRT combina bondades del Tren Ligero y males del camión en Guadalajara: es rápido y con tiempos estables, pero en horas pico la unidad va sobreocupada, provocando molestias al momento de abrir las puertas y al frenar.

Los usuarios frecuentes ya conocen la dinámica: llegan a la estación con exactamente seis pesos en la mano, los depositan, pasan y espera. Otros ya se han hecho de su tarjeta, que cuesta 15 pesos y se recarga en las mismas estaciones.

Para quienes utilizan este transporte por primera vez, si cuentan con fortuna traen los seis pesos exactos y si no, deben tener la solvencia para comprar la tarjeta ahí mismo, le depositan 10 pesos e ingresan.

Si no, ya no hay de otra; buscan, al mero estilo del comerciante que se quedó sin “suelto”, quién le cambie un billete de 20 o una moneda de a 10, o según sea el caso, por monedas de a cinco y de a peso, esto ha sacado más de “una cana verde” a los usuarios.

Quienes logran sentarse aseguran un recorrido más cómodo, pero quienes van de pie deben ir bien agarrados, ya que al llegar a las estaciones o a un semáforo en rojo se frena de manera agresiva y, por acción de la inercia, todos se tiran hacia un mismo lado. Sin embargo, no muchos alcanzan a reaccionar para “plantar” bien los pies y más de alguno se lleva un buen golpe.

Los baches suelen ser un gran dolor de cadera para los usuarios de camión, en el Macrobús esto no preocupa, ni el tráfico o que el chofer se pare en cada esquina para subir gente o que se baje por la “coca” o el lonche. Sin embargo también se vuelve un “transporte sardina” en horas pico.

Un trayecto concurrido


Todas las tardes quince minutos antes de las 18:00 horas Claudia y sus dos hijas, de tres meses y 4 años de edad, caminan tres cuadras por la entrada de Tabachines para llegar al Periférico Norte y “agarrar” la ruta 380, y después bajarse del camión en Federalismo. Ahí toma el Tren Ligero. Dice que todo va en calma durante su trayecto hasta que llega a la estación Juárez donde: “se baja mucha gente pero se sube el doble (de personas)”.

A las 18:24 horas Claudia llega a la estación Juárez. El tren se detiene, se abren las puertas y la gente sale como puede. Se avientan unos a otros, todos llevan prisa. Unos quieren salir y otros quieren entrar lo más rápido posible porque saben que cuando dejen de escuchar un timbre que apenas dura 42 segundos, las puertas se cerrarán.

A pesar de que es difícil encontrar asientos desocupados o algún hueco para acomodarse y sujetarse de los tubos durante horas pico, a Claudia le parece rápido y cómodo este servicio de transporte.

En un espacio de tres por 2.5 metros hay 11 personas paradas. Cuando el tren pasa por la estación de Patria, en un vagón viajan 99 personas, 49 sentadas y 50 de pie. Los usuarios aprovechan su trayecto de regreso a casa después del trabajo, para leer un libro, una revista, escuchar música en sus audífonos, leer el periódico, jugar con su teléfono y hasta echarse una pestañita.

Aunque en las estaciones del Tren hay una lona que advierte a los usuarios que la única forma de acceso será con una tarjeta de prepago, Claudia nunca ha comprado una y señala que ya no paga la ficha como antes: “sino que pago directamente los seis pesos. A veces no los traigo exactos y se me dificulta conseguir cambio”.

Nueve kilómetros se van en un suspiro


El recorrido en la Línea 2 del Tren Ligero es una vía rápida, práctica y cómoda; para cualquier usuario que pretenda evitar el estrés de los congestionamientos viales y la perturbación que generan el sonido de los claxons de los autos o la música estruendosa que se emite de algunos de los vehículos.

El tiempo de traslado es de 14 minutos desde la estación de Juárez (ubicada en la avenida del mismo nombre) hasta Tetlán es relativamente corto tomando en cuenta que atraviesa diez estaciones (Juárez, Plaza Universidad, San Juan de Dios, Belisario Domínguez, Oblatos, Cristóbal de Oñate, San Andrés, San Jacinto, La Aurora y Tetlán) en un túnel de 9.2 kilómetros.

A las 18:19 horas, un momento en el que gran parte de la gente que labora en las oficinas del Centro Histórico sale de sus trabajos y la estación de Juárez no registra grandes aglomeraciones, a excepción del paso de Plaza Universidad a San Juan de Dios y viceversa. A cada vagón de un tren entran aproximadamente 30 personas y hay lapsos en los que hay asientos suficientes para sentarse. Sin embargo, hay quienes prefieren mantenerse de pie, algunos de manera imprudente recargados sobre las puertas.

Los que prefieren ir sentados invierten sus minutos en la lectura de un libro, un periódico o de plano observan atentamente la estación a la que llegan para no quedarse atrás al momento de salir.

Son pocos los grupos numerosos que utilizan este medio de transporte, es decir, prácticamente no se observan familias o amigos, sino más que nada individuos.

Han pasado 14 minutos de Juárez a Tetlán, los mismos que se harán en la vuelta, mientras en la superficie el tráfico se congestiona en las principales avenidas de la ZMG.





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