Lógica inversa

Ya de normal es difícil entender la forma de procesar los temas de la izquierda, la mexicana y la de más allá. Una de las cosas más extrañas es la admiración y el respeto que le tienen a Carlos Slim.

El “ingeniero” como le suelen decir, no sólo es el ídolo de las clases empresariales, lo cual se entiende, sino también de los líderes de izquierda. Bueno, Fidel Castro casi se deshace en halagos cuando se refiere a él. Hemos de suponer que algo de magnético debe tener la personalidad del verdadero dueño de nuestras quincenas, pero eso no le quita lo contradictorio a la izquierda.

Una de esas contradicciones tiene que ver con las tarifas de agua. Los jeques del PRD dicen que defenderán como López Portillo (el que defendió el peso como un perro) los aumentos en las tarifas de agua. Que el PAN se oponga hasta se entiende, uno podría decir que está defendiendo su mercado (aunque en realidad es un populismo ramplón, se oponen por el simple hecho de que ahora el control del SIAPA lo tiene el PRI). Pero, con estas posturas de no incrementos, los señores del PRD están defendiendo no a las clases populares sino a los que más consumen o malgastan el agua. El proyecto del SIAPA de incrementar las tarifas a los que gasten más de 10 mil litros al mes (330 litros diarios) no le pega a las clases populares, le pega de la clase media para arriba. La mayor parte de los usuarios del SIAPA, alrededor de 43% de los hogares, consume menos de los 10 metros cúbicos al mes y ellos tendrían una reducción de 3% en su tarifa por metro cúbico. Otro 33% de los hogares consume entre 11 y 20 metros cúbicos al mes y a este grupo se propone aumentarles 11% la tarifa. El incentivo para este grupo es bajar el consumo para lograr la reducción.

Una familia que vive con 12 ó 13 metros cúbicos al mes puede, sin que implique un esfuerzo sobrehumano, bajar su consumo a menos de 10 y lograr el descuento. Más aún, se puede discutir si hay que elevar el consumo básico con descuento de 10 a 12 metros cúbicos o incluso si debe hacerse un rango de entre 10 y 12.5 para dejarlos con la tarifa actual.

Lo que no es posible es que a los grandes consumidores, a esos 155 mil usuarios que consumen más de 20 metros cúbicos al mes, no se les toque la tarifa “por principio”. El esquema tarifario actual beneficia a los que más consumen y los más pobres ni agua tienen.

Los temas de tarifas no pueden verse como una cuestión de principios. Para que los pobres paguen menos, los que tienen más deben pagar más. No hay remedio. ¿A quién defiende el PRD con esta lógica inversa? Misterio.