GUADALAJARA, JALISCO (06/OCT/2016).- ¿Para qué cuidar un servicio de transporte que no respeta al usuario con unidades dignas? A esa conclusión llega Alberto Solano cuando utiliza la Ruta 30 y ve que pasajeros arrojan basura al suelo e incluso arruinan los asientos y cristales de las unidades.Para desplazarse a su trabajo, Alberto aborda esa ruta desde la Colonia Parques de Santa María, en Tlaquepaque, pero desciende en la Estación del Tesoro y toma el Tren Ligero. El ahorro en tiempo, buen servicio y limpieza que le ofrece este transporte masivo, a diferencia del convencional, es la opción que elige sin importar que pague un pasaje adicional para llegar a su destino.En términos generales, los camiones convencionales comparten los mismos problemas: grafiti, basura y, en ocasiones extremas, huellas de agresiones con piedras y otros objetos en los cristales. En contraste, los vagones y estaciones del Tren Ligero o Macrobús lucen limpios. En buenas condiciones. ¿Por qué? Los usuarios muestran patrones de comportamiento completamente opuestos al abordar un sistema y otro.En la opinión del director de Transporte Público de la Secretaría de Movilidad (Semov), Gustavo Flores Delgadillo, la diferencia elemental está en la vigilancia y los derroteros que sigue cada unidad. “Influye mucho el lugar donde transita la ruta para que pueda ser más susceptible de actos vandálicos (…) Pero en el análisis del Tren Ligero y el Macrobús encontramos una gran barrera: las estaciones. El pasajero sabe que, desde su ingreso a la estación, es monitoreado por un sistema de vigilancia”. Pero la limpieza, el sistema de prepago o la frecuencia del paso de las unidades también contribuyen a que los usuarios respeten más al transporte masivo.Del transporte colectivo, Francisco Hernández, consultor en transporte público del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), afirma que los servicios concesionados carecen del control del Gobierno. “Todo queda a buena voluntad” de los empresarios.Luis Álvarez, director del Centro de Estudios Metropolitanos de la UdeG, añade: “Cuando algo parece olvidado y sucio, sin un trato adecuado, la gente lo maltrata. Así operamos”.El Instituto de Movilidad y Transporte del Estado reveló una evaluación entre usuarios de distintos modelos, el resultado: el servicio normal de camiones o transporte colectivo fue evaluado con una calificación de 3.2 sobre 5 puntos de calificación, en tanto que el sistema suburbano fue reprobado. Por el contrario, la evaluación del Tren Ligero fue de 4.1 puntos, el Macrobús, 4.01, y el SiTren recibió 3.87. Esa evaluación coincide con el trato de los ciudadanos a sus opciones de traslado.