Ligados, migración y cambios religiosos

GUADALAJARA, JALISCO (30/MAR/2011).- “Hay una disminución clara de la pertenencia religiosa católica en la metrópoli, y esta transformación tiene que ver con los cambios poblacionales”, señala Cristina Gutiérrez Zúñiga, investigadora del Colegio de Jalisco y coautora de la cartografía religiosa de Guadalajara.

En los municipios como Tlajomulco y Zapopan, que ganaron más población que el resto de la metrópoli, los contrastes son más agudos.

Por ejemplo, en Zapopan el número de católicos casi se duplicó en 20 años. En 1990 eran poco más de medio millón de seguidores y dos décadas después rebasan el millón. Sin embargo, el número de habitantes sin religión creció más de cinco veces, de poco más de cinco mil que contabilizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 1990 rebasó los 26 mil en 2010.

En tanto, Tlajomulco, que tuvo un incremento importante en su población, también lo refleja en el número de seguidores católicos, en 1990 el Inegi apenas señaló a 56 mil adeptos y para 2010 suman más de 326 mil. También, de los 624 habitantes que no tenían religión pasaron a más de seis mil 500 en dos décadas.

“Aun cuando en los municipios conurbados haya descensos importantes en los porcentajes de población católica, a nivel nacional fueron más fuertes. Es este lugar un bastión de la catolicidad”, explica la especialista en Sociología de la Religión.

Los resultados del censo 2010 muestran una baja en el número de católicos, lo que no es sorpresa, pues ya eran esperados. Desde el año 2000 se percibieron transformaciones que apuntaban a estos datos.

Porcentualmente, Tlajomulco tiene menos católicos que el resto de la urbe, en este municipio 89 de cada 100 son católicos mientras que en los demás municipios va de 90 a 91.

En lo que respecta a los más de mil 200 habitantes de Tlaquepaque que se declararon sin religión, contabilizados por el Inegi en 1990, se multiplicaron más de cinco veces, y los de Tonalá se triplicaron, mientras que en Guadalajara son poco más del doble.

Cristina Gutiérrez reconoce una transformación, pero dentro de la transformación a nivel nacional, Jalisco sigue manteniendo un nivel alto en catolicismo en el conjunto del país, aunque de una década a otra haya disminuido.


Se duplican los habitantes sin creencias


Uno de los cambios más importantes que reflejan los datos del Inegi se da en la población sin religión, expone la investigadora. En la metrópoli en el censo de 2000, cerca de 29 mil tapatíos declararon no profesar alguna religión. Una década después son más de 98 mil 700 ateos.

“Este punto es algo que vale la pena resaltar, porque los municipios conurbados hablan de un aumento, el indicador era muy bajo para el conjunto del país, incluso, pero estábamos por debajo de la media y hoy se está acercando”.

En la ciudad el crecimiento de ateos significa que pasó de 0.92%  de los tapatíos en 2000 a 2% en 2010. A nivel nacional, eran 3.5 de cada 100 mexicanos y ahora suman 4.6.

Cristina Gutiérrez apuesta por los jóvenes como comandantes de este cambio, dice, es población que se ha incorporado a la edad de joven o adulta que ha optado por una religión distinta a la de su familia y ha optado por ser sin religión.


La Luz del Mundo, fortalecida

Pentecostales y neopentecostales pierden fuerza

Quienes dejan la religión católica tienen, en términos generales, dos puertas, una es optar por sin religión y la otra es hacia las demás instituciones como los testigos de Jehová, que fueron la primera minoría religiosa importante, o la segunda fuerza religiosa en el país.

De las religiones no católicas que enlista el Inegi con nombre y apellido, en el municipio de Guadalajara la única que no registró pérdida de feligreses en 10 años es la Iglesia del Dios Vivo, Columna y Apoyo de la Verdad, la Luz del Mundo.

La Luz del Mundo registró en 2000, nueve mil 104 seguidores en este municipio, 10 años después suman más de 20 mil.

En contraste, las pentecostales y neopentecostales perdieron más de tres mil fieles y en 2010 registraron apenas 978 personas.

El fenómeno en esta institución no es propio del municipio de Guadalajara, sino de toda la metrópoli y Jalisco. En la Entidad, las pentecostales y neopentecostales, perdieron casi dos terceras partes de sus integrantes.

Tanto en los municipios metropolitanos como en Jalisco, la transformación se dio en sentido contraria a la del país. A nivel nacional suman más seguidores.


Las opciones después del catolicismo

Mudanza de iglesia con “beneficios”

Las razones por las cuales una persona cambia de religión son muy variadas. El censo de población sólo refleja números fríos, sin alumbrar razones, “para asomarnos a este mundo hay que tomar en cuenta estudios que tienen una aproximación metodológica diferente, no sólo las cifras; entonces hay que acudir a otro tipo de trabajos”, señala Cristina Gutiérrez Zúñiga.

La cartografía religiosa de Guadalajara, recién publicada y en la que participa la investigadora del Colegio de Jalisco, plantea cómo están surgiendo opciones para el culto no católico.

“Nunca se presentan simplemente como una oferta meramente religiosa o puramente de culto, la acompañan otros servicios importantes para la vida de la gente como el acceso a un consultorio médico, escuelas, guarderías, grupos juveniles,  consejerías familiares, talleres de rehabilitación para las adicciones, entre otros; entonces, estos centros de culto se instalan en lugares de la ciudad y ofrecen no sólo un culto distinto sino este tipo de servicios que son muy importantes para la población”, explica.

Otro punto, señala Gutiérrez Zúñiga, es el crecimiento de las iglesias de corte pentecostal (se dio a nivel nacional), que fomentan un tipo de religiosidad muy experencial  y centrada en la restitución de los dones del espíritu, que implican hablar lenguas, entre otros.

Además, podría ser que también influya un trato más personalizado por parte de pastores en comunidades de fieles más pequeñas.

También señala el surgimiento, y que ya tienen un buen tiempo, de católicos que combinan un poco de aquí y un poco de allá, que lo mismo van un día a misa pero también van en el equinoccio a Guachimontones, este tipo de combinaciones están siendo posibles.

“Católico no practicante”

Cuando le preguntaron a Luis ¿cuál es la religión que practica? contestó tajante: Católico. Noventa de cada 100 tapatíos lo hizo, señalaron a ésta como su religión en la metrópoli para el censo 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía ( INEGI).

En el municipio de Guadalajara, el número de católicos pasó de un millón 391 mil en 1990 a un millón 249 mil en 2010,  es decir, más de 100 mil católicos menos en 20 años. Los habitantes que no profesan ninguna religión casi se triplicaron en este lapso.

“Soy católico no practicante”, dice mientras bebe agua y desvía la mirada. Reflexiona, y asegura formar parte de las filas del catolicismo pero no seguir las “reglas” y comenta, está en busca de “algo que llene ese hueco, porque sigo creyendo en algo, pero no el mismo Dios que ellos”.

Este año fue a misa porque uno de sus primos se casó por la Iglesia, pero tenía casi un año sin escuchar el sermón del sacerdote.

Luis recuerda que de niño oraba y pedía cosas a Dios. Cuando él tenía 14 años su madre murió y las preguntas fueron inevitables: ¿Por qué ella? ¿Por qué me pasa a mí? No tuvo respuestas.

Aquellas interrogaciones de la infancia se las contestó la Naturaleza, que en ese entonces no comprendía, “ahora estoy entendiendo a la Naturaleza antes que a los entes omnipotentes”, sus labios apenas esbozan una sonrisa.

Sin embargo, aún dirige algunos rezos y plegarias a su Dios sin rostro.