Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Al revés volteado por Norberto Álvarez Romo

Libros, en pocas palabras

De todos los inventos humanos, quizás sea la palabra escrita el mayor de ellos

Por: EL INFORMADOR

De todos los inventos humanos, quizás sea la palabra escrita el mayor de ellos. Su aparición marcó el parteaguas que se ha dividido en “antes y después”. Con la escritura nace la historia, todo lo anterior es prehistórico. Frente a lo hablado (que vuela con el viento hacia el olvido), formular y plasmar un mensaje sobre algo duradero permitió que la comunicación entre personas trascendiera su momento presente. Poco a poco cambiaría la naturaleza de las relaciones humanas más allá de los dimes-y-diretes. Los lazos humanos pudieron traspasar generaciones y alcanzar territorios distantes, venciendo así los obstáculos del tiempo y del espacio.

Los escritos más antiguos descubiertos se refieren a datos sobre la contabilidad de alimentos producidos, normas de conducta y una leyenda maravillosa sobre el sentido de la vida, la muerte, las relaciones humanas y las manifestaciones de su entorno natural y divino. No tardaron en aparecer los contratos y el registro de acuerdos y tratados... y los libros.

El valor que encierra comprender la historia está en la posibilidad de aprender, en cabeza ajena, lecciones cuya vivencia propia sería demasiado costoso pagar. De allí la célebre frase sobre “los pueblos que olvidan el pasado están condenados a repetir sus errores”.
Los libros y su lectura complementan nuestra propia existencia y nos permiten enriquecer mejor nuestra vida interior. La manera más simple de entender a los libros es quizás a través de las memorables “citas célebres” formuladas por los autores mismos. A través de los siglos, desde que dieron nacimiento a la historia en las tablillas de arcilla encontradas entre los vestigios de la cuna de la civilización, los escritores han recapacitado sobre su propio producto reflejado en este muestrario de sus palabras que aquí otra vez repetimos:
Escribir es un ocio laborioso.

La literatura nace del paso entre lo que el humano es y lo que quisiera ser.

El regalo de un libro, además de obsequio, es un delicado elogio.

Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.

La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo.

Un buen libro es aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho.

Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
En las bibliotecas hablan almas inmortales de los muertos.

Los libros son como los amigos, no siempre es el mejor el que más nos gusta.

No hay libro, por malo que sea, que no tenga algo aprovechable.

Tienen alma los libros.

Si tienes una biblioteca con jardín, lo tienes todo.

El leer sin pensar nos hace una mente desordenada; el pensar sin leer nos hace desequilibrados.

Todos los buenos libros tienen en común que son más verdaderos que si hubieran sucedido realmente.

Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.

La obra clásica es un libro que todo el mundo admira, pero que pocos leen.

La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil; la escritura lo hace preciso.

Los libros enseñan a vivir y a morir.

Los libros llevaron a algunos a la sabiduría y a otros a la locura.

Encuentro la televisión muy educativa; cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro.

Todos los libros pueden dividirse en dos clases: libros del momento y libros de todo momento.

Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.

La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.

Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma.

Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía.

Cuanto más crece nuestro conocimiento de los buenos libros, tanto más disminuye el círculo de los hombres cuya compañía nos resulta ingrata.

Los libros son compañeros dulces para el que sufre, y si no pueden llevarnos a gozar de la vida, al menos nos enseñan a soportarla.

Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.

Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la Naturaleza.

El libro gobierna a los hombres y es el maestro del porvenir.

Sólo es libro bueno el que nos sugiere muchas ideas o que vacía el fondo de nuestra alma.

La lectura es una conversación con los hombres más ilustres de los siglos pasados.

Los libros hacen libre al que los quiere.

¿De cuándo acá ha de ser el autor de un libro el que mejor lo entienda?

Un libro es como llevar un jardín en el bolsillo...

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