Lecciones de invierno

Si algo tienen las elecciones de apasionantes es que no hay dos iguales. ¿Qué le está pasando al PRI que, tras un gran récord en 2010, comenzó el año perdiendo las dos primeras? El invierno comenzó frío para los tricolores, y con lecciones a atender. Como dicen en el barrio, en estos casos siempre hay muchas razones y la de a de veras. Las muchas ayudan a matizar, pero la de a de veras, a explicar.

La primera regla es que partido que se divide pierde. Y en Guerrero y Baja California Sur ha ganado el que ha sumado al inconforme. En Guerrero, el PRD jaló de candidato al priista despechado y en Baja California Sur, el PAN se llevó al perredista que su partido despreció. El candidato que se va no solo le resta al partido que abandona, sino que fortalece a la opción de enfrente. Los mismo vimos en Puebla y Sinaloa.

El otro fenómeno a analizar es que a la gente le da igual de qué partido es el gobierno. Votan por la persona que quieren, independientemente del partido que lo postule. Sabíamos desde hace rato que las ideologías son como los trajes Barbie, perfectamente intercambiables; lo que no sabíamos es que eran desechables. Hoy lo ideológico, cuando se trata del Poder Ejecutivo, es absolutamente secundario (en el voto por el Legislativo la plataforma ideológica puede tener un poco más de peso específico).

Un tercer fenómeno, y esta parece ser la explicación más cercana a lo de a de veras, tiene que ver con la operación. Como en la guerra, la opinión pública se gana por aire, pero la conquista se hace por tierra. La operación electoral es tan importante como la campaña misma. El gran daño que le hicieron los militantes que salieron de sus partidos a ser candidatos en otro, no es que se marcharon con su linda cara (ninguno era el niño bonito de moda), sino que se llevaron una parte importante de la estructura.

Los priistas sienten la Presidencia y la gubernatura de Jalisco en la bolsa desde julio de 2009. El 2010 les enseñó cómo se les puede ganar: las alianzas resultaron letales al menos en tres estados muy importantes. La lección de invierno 2011 parece ser no solo cómo se le puede ganar al PRI, sino cómo se puede perder.

El factor básico que deben cuidar los priistas en este momento en Jalisco es la unidad, y eso en la práctica significa negociar y ceder. Más que la selección del candidato (en Jalisco hay uno muy fuerte, Aristóteles Sandoval, y dos reservistas por si se tropieza el primero, Ramiro Hernández y Miguel Castro) lo que el PRI debe cuidar con más ahínco es el proceso, y eso depende en gran medida de la capacidad que tenga el líder, en este caso Aristóteles, para abrir la cancha. Si el hoy presidente municipal de Guadalajara no atiende las lecciones y no se abre a los otros PRIs, a los que no son su grupo, lo que hoy se ve como pan comido puede convertirse en un virote (o birote, como quieran) duro de roer.