''Las cosas ya no son como antes'', chofer de trolebús

GUADALAJARA, JALISCO (10/JUL/2012).- "Las cosas ya no son como antes", dice Arturo Ramos, chofer desde hace 30 años del trolebús. Hace más calor, hay más tráfico y menos pasajeros, también los ánimos han disminuido. Ésas son las diferencias que nota el conductor de la unidad 1161, de la ruta 400 del Par Vial; también hay otras cosas que siguen igual como las fallas en la línea eléctrica y los reclamos de los pasajeros.

Arturo Ramos, de 65 años, realiza en una jornada cinco vueltas a su ruta, que va de la calle Arcos, entre Morelos e Hidalgo, a la calle República, en el cruce de la 72. Su jornada comienza a la una de la tarde y concluye a las 21:00 horas, en ese tiempo le toca ver desde personas muy amables que lo saludan con una sonrisa hasta pasajeros que le reclaman por qué sus compañeros no se detuvieron en la parada. Él paga el precio.  

En un día, Arturo Ramos es chofer y es usuario, conoce las dos caras de la moneda. Sabe lo que es ignorar a las personas en las paradas y lo que se siente cuando el Tren Ligero le "cierra a uno la puerta en la cara". Sin embargo, es imposible no actuar así. "Hay que ganar tiempo", dice el chófer, quien en una vuelta estuvo detenido cuatro minutos por una falla en la línea eléctrica.

Espera unos minutos y cuando se decide a pedir apoyo: todo vuelve a la normalidad. Es hora de seguir el trayecto, ese que se detuvo en la calle Industria y la 28. La accidental parada será la detonante de los reclamos. "Ve lo que le digo", expresa Arturo ante las malas caras.

María del Refugio Franco pide la parada en la calle Independencia, frente al mercado Corona. Paga su pasaje, seis pesos, y dice: "Hasta que se paró uno. Dos -unidades- no nos dieron la parada".  Ella va a trabajar y es tarde. Es usuaria diaria de trolebús, pero a veces hay días así, donde las cosas parecen no salir a tiempo.

Para Margarita Torres es un buen servicio, porque va rápido, aunque las unidades no superan los 40 kilómetros por hora y están diseñadas para correr un máximo de 65 kilómetros por hora. Ella dice que el problema es pasar el Centro de la ciudad, ahí las cosas van a otro ritmo.

A esta unidad le toma, a las tres de tarde, 10 minutos llegar a la Calzada Independencia desde la calle de Belén, donde está el Teatro Degollado. "Y es normal", dice el chofer, quien recuerda que la avenida Hidalgo es una arteria importante y muy transitada.

En una vuelta completa, la que comenzó a las 14:54 horas y concluyó a las 16:41, Arturo entregó 49 boletos. "Hay menos usuarios", explica este chofer, quien conoce la ruta desde hace tres décadas, incluso ya piensa en el retiro como una posibilidad para el 2013.

"Son muchos años", cuenta Arturo, quien lleva escondida al lado izquierdo de su asiento una botella -de 600 mililitros- de refresco de manzana, ésa es la bebida que lo refresca, aunque hoy -martes- "no hace calor, el clima está agradable", pero sus pasajeros creen lo contrario y sus rostros lo demuestran: el sueño y el sudor son el accesorio.







EL INFORMADOR / MAYRA TORRES