Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

La tragedia es el olvido

Lo más grave es la negligencia institucional

Por: EL INFORMADOR

¿Dos litros de gasolina pueden poner a temblar una colonia? Sí, efectivamente. Dos litros de gasolina gasificados y una chispa, pueden provocar una explosión como la de la Colonia Higuerillas, anteayer en la noche. Dos litros son capaces de sacarnos un susto enorme; varios cientos de litros, como sucedió el 22 de abril de 1992, destruyen una ciudad.

Cuando Pemex intentaba, con poco éxito por su escasa credibilidad y las contradicciones de las autoridades federales, defender que ellos no habían tenido nada que ver con los sucesos del Sector Reforma, construyeron una maqueta y un video con las que intentaban explicarnos a los comunes mortales que la explosión de aquella mañana de abril de 1992, pudo deberse a la acumulación de gases producto de desechos industriales vertidos al drenaje por un número indeterminado de talleres mecánicos y fábricas, básicamente aceites, gasolinas, thinner y otros solventes. La maqueta consistía en provocar la explosión de un tubo de vidrio con apenas unas gotas de gasolina. El video por su lado, hablaba de la obstrucción de los gases generada por el sifón de la Calzada Independencia y cómo éste era el culpable de la explosión. Fue hasta 10 años después que se pudo obtener un testimonio periodístico de un trabajador de Pemex, quien explicó cómo y por qué habían vertido gasolina al drenaje. Igual que en el caso de Texmelucan, Puebla, de hace unas semanas, fue resultado de una operación de robo de gasolina.

Es decir, es cierto que una explosión como la del 22 de abril puede ocurrir sin Pemex, pero la del Sector Reforma fue con el concurso y la negligencia de la paraestatal. Si algo aprendimos en aquella ocasión es que las entrañas de la ciudad pueden ser una bomba de tiempo si no se atienden como debe ser y que la suma de descuidos menores pueden provocar una explosión mayor. De hecho, la tragedia de Guadalajara se usa como ejemplo del peligro que representa no vigilar adecuadamente las redes subterráneas.

La explosión de Higuerillas habla de dos cosas: la falta de cultura de la sociedad y la falta de la prevención de las autoridades. Sociedad y gobierno hemos bajado la guardia en este tema. A casi 19 años de las explosiones del 22 de abril pareciera que ya se nos olvidó la mayor tragedia que ha sufrido esta ciudad en la historia reciente. Una tontería como la del miércoles en la noche no pasó del susto. Pero si la cantidad de gasolina o solventes arrojados al drenaje cambia de nivel, el susto se convierte en tragedia. Pero lo más grave es la negligencia institucional: que se haya abandonado la red de monitoreo de alcantarillas por parte del SIAPA en una ciudad que ya sufrió una explosión no solo es incomprensible, raya en la estupidez.

El olvido es en sí mismo una tragedia.

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones