Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

La sabiduría de san Gonzalo

La pregunta es muy sencilla: ¿si el Gobierno del Estado le da a la Universidad de Guadalajara 390 millones, se arregla el problema? La respuesta es obvia: no

Por: EL INFORMADOR

Gonzalo N. Santos, el sabio más bárbaro de la política mexicana, tenía varios dichos que sintetizaban el oficio del poder. Él es autor, por ejemplo, de la famosa frase de que “en política, moral es una árbol que da moras”, o que el secreto de la política era hacer creer a los del Centro que tenías todo el apoyo en tu Estado, y a los de tu Estado, que tenías todo el apoyo en el Centro; el verdadero problema, decía, era lograrlo. Este mismo sabio troglodita nacido en San Luis Potosí, sentenció que “en política, lo que se arregla con dinero sale barato”.

La pregunta es muy sencilla: ¿si el Gobierno del Estado le da a la Universidad de Guadalajara 390 millones, se arregla el problema? La respuesta es obvia: no. La Universidad no es ni será aliado del Gobierno del Estado en ningún tema. Por el contrario, son y serán enemigos políticos en las calles, en las urnas y en el Congreso. Dicho de otra manera, al Gobierno no le resuelve nada darle más o menos dinero a la UdeG. Lo que plantea la Universidad, más allá de la legitimidad de su demanda, es que tiene una capacidad enorme de desestabilización, que puede poner al Estado de cabeza si el Gobierno no acepta sus demandas.

No hay recurso que tenga mejor destino que el que va a educación. Cada peso invertido en los jóvenes es ganancia de futuro; cada chavo que logra entrar a la prepa o a la universidad tienen un porcentaje menor de riesgo de caer en la delincuencia y se convierte en un activo de la sociedad. Pero también cada peso que el Gobierno destina a la Universidad deja de ir a educación básica, salud, programas sociales, obra pública, etcétera. Todo presupuesto es por definición, una suma cero. Lo que se va a un rubro deja de ir a otro, lo que ganamos aquí lo perdemos allá. Suponiendo, y ahora sí que sin conceder como dicen los abogados, que ambos, Universidad y Gobierno fueran sumamente transparentes y eficientes en su gasto, ¿a dónde deberían ir más recursos? No es una pregunta fácil, todos los rubros son igualmente importantes.

En un país donde la mitad son pobres, los programas sociales no se dan abasto. Primero está comer que ser cristiano, no digamos educado, pero es claro que los programas sociales, independientemente del partido que los maneje, no son lo eficiente ni lo honesto que se espera de ellos. La alimentación y la salud son la base de un desarrollo más o menos parejo. La infraestructura es básica para el crecimiento y lo que siembra futuro es la educación básica. En síntesis, excusas y razones para no darle más dinero a la Universidad hay miles, la pregunta es pues, ¿por qué habría que darle más? Y la respuesta es muy fácil: para arreglar el problema.

Pero si el dinero no resuelve el problema político, entonces no es un problema barato, diría san Gonzalo.

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