Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

La pregunta de don Ernesto

Las calles son importantes, pero no todos los ciudadanos tienen coche

Por: EL INFORMADOR

Don Ernesto es jubilado. Todos los días camina varias cuadras. Cuando trabajaba, su rutina lo obligaba también a caminar por las calles de la ciudad. Él es sólo uno de tantos, de una enorme mayoría de tapatíos que no tiene coche y que recorre la ciudad en transporte público y, sobre todo, a pie. Ante la noticia de que los ayuntamientos metropolitanos van a invertir mil 200 millones de pesos en repavimentar las principales arterias de la ciudad, su pregunta es clara: ¿Y en banquetas cuánto van a gastar?

Sin duda es una buena noticia que los ayuntamientos vayan a trabajar en conjunto para meter concreto hidráulico en las principales avenidas de la ciudad y que en vez de estar cambiando cada año asfaltos de baja calidad, se tome la decisión de hacer un gasto fuerte en algo que valga la pena, sea duradero y realmente solucione un problema (nomás que no se les olvide que en pavimentos los más importante es el mantenimiento, y que a esas calles que les van a costar mil 200 millones hay que gastarles cada año 120 millones para mantenerlas en perfecto estado, o 60 para tenerlas bien).

Lo que resulta terrible es que las banquetas estén ausentes de todo proyecto metropolitano. Y no es sólo un asunto de gobierno o de partidos; los tapatíos en general tenemos muy poco respeto por el espacio peatonal. No sólo es común ver coches estacionados en las banquetas, sino que para muchos la banqueta es ese espacio por donde lord coche pasa de la calle a la cochera; si el peatón tiene que caminar a 45 grados para el que coche pueda ir a su lugar de descanso, es problema del que anda a pie.

Si al realizar un obra el constructor, o destructor, en turno tiene que interrumpir el tráfico requiere permiso de Vialidad, pero si rompe el piso, pone montones de tierra, estaciona camiones o hace mezcla en la banqueta, nadie le dice nada.

Total, qué trabajo le cuesta al peatón bajarse a la calle o cambiarse de acera.

El desprecio que le tienen nuestras autoridades municipales a las banquetas es, pues, directamente proporcional al que le tenemos los ciudadanos. Nadie pelea por una banqueta: los medios reportamos cualquier bache pero nunca problemas en las banquetas; Vialidad nunca ha ofrecido una solución a un paso peatonal que no sea puentes donde el peatón es quien tiene que hacer el esfuerzo (¡trepen perros, que la calle es pa’ los coches!). Para acabar pronto, entre los policías viales no hay rango más bajo que el de cuico de a pie y en la ciudad no hay rango más bajo que el de peatón.

Quien tiene la obligación de generar políticas públicas que cambien esta cultura de falta de respeto al peatón son los gobiernos municipales, de ahí que la pregunta de don Ernesto sea esencial: ¿Qué presupuesto van a invertir en las banquetas? O, dicho de otra forma, ¿sería mucho pedir que si van a invertir mil 200 millones en la superficie de rodamiento de los automóviles, le inviertan una quinta parte de eso a las banquetas que es donde circulan la mayoría de los tapatíos?

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