La plaza cibernética

“Nos vemos en Chapultepec y Vallarta para marchar por la paz”. “Hoy, manifestación contra la violencia; no faltes”. “Plantón afuera de MVS para protestar por la salida de Aristegui”. “¿Quién sabe qué está pasando en Periférico?”. “Ya valió, llegaron los malandros”.

Las redes sociales se han convertido en la principal ágora pública. Hoy, las manifestaciones, los reclamos, los chismes, los comentarios, la indignación y la fiesta pasan por las redes sociales. Lo que antes era la plaza pública, el punto de encuentro de una sociedad, hoy es el ciberespacio.

Parafraseando a la siempre cursi televisión mexicana, hoy asistimos a los mítines políticos desde la comodidad del hogar. Hoy vamos al café para platicar con todos, menos con los que están ahí. Hoy se puede conversar (chatear) con decenas de personas y estar profundamente solo. Hoy se puede ser parte de un movimiento sin moverse.

Los estrategas políticos están convencidos de que las redes sociales jugarán un papel fundamental en las elecciones de 2012. Uno de cada cinco electores con derecho a voto en México participa en las redes sociales, lo cual es un mercado apetecible y difícil de acceder por medios tradicionales: ven poca tele, no van a mítines, no leen periódicos.

Del otro lado de la pantalla está 22% de los electores, pero nadie tiene claro cómo le van a hacer para llegar a ellos y venderles una oferta política a un grupo que se distingue por no hacer política tradicional.

¿Qué es lo que circula en Twitter y Facebook? Fundamentalmente estados de ánimo. La campaña de Barack Obama funcionó muy bien en redes sociales porque estuvo basada en sentimientos. Lo que vendió Obama a los estadounidenses fue esperanza. Su discurso apelaba más al sentimiento que a grandes conceptos, y eso fue la gran virtud de su estrategia. Rompió todos los esquemas tradicionales e hizo que los electores se sintieran más que nunca parte de la campaña.

Pero si bien las redes sociales son el espacio ideal para la emoción, también lo son para la calumnia. Como nadie se hace responsable de lo que se publica, lo que vamos a ver en las elecciones importantes de este año, sobre todo la del Estado de México y en la presidencial en 2012, va a ser una cascada de lodo cibernético.

La famosa guerra sucia tendrá campo fértil y absolutamente fuera de control en las redes sociales. No hay manera de que los árbitros electorales puedan controlar lo que circula en estas páginas. No hay ni habrá a quien responsabilizar ni con quien discutir de los contenidos vertidos en la redes. Van a ser, pues, armas muy importantes para generar estados de ánimo, pero sobre todo, para generar rumores, miedos y paranoias, porque para eso las redes se pintan solas.