Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Misiva por Guillermo Dellamary

La patria es primero

Estamos festejando unas fiestas patrias en medio de una guerra que no acabamos de comprender, ni mucho menos avalar

Por: EL INFORMADOR

Hace 100 y 200 años, las razones que llevaron al pueblo a sus diversas luchas son completamente distintas a las que ahora vivimos. Antes, el pueblo se involucró en sus causas y dio su vida por sus ideales. Hoy, la guerra que tenemos es del Gobierno contra la delincuencia y el pueblo no está ni convencido ni involucrado. Es más, la gente pone los muertos y el Ejército es el perseguidor.

La libertad, las injusticias y la independencia fueron valores insustituibles y motivo suficiente para levantarse en armas; hoy, son los delincuentes los que las tienen, ante un pueblo desarmado y sin capacidad para defenderse.

Es una guerra declarada sin que el Congreso, ni la sociedad aprobaran su desempeño. La gente está a la expectativa y se vive en la inseguridad, sin que se tenga claro cuál es el objetivo que se busca. Si se trata de capturar delincuentes, no es una guerra, es un deber de la autoridad. Pero, al llamarse guerra, se convierte en algo mucho más allá que hacer cumplir la ley.

No hay una táctica militar adecuada y con procedimientos que muestren una mayor eficacia en el combate contra el enemigo, no sabemos si la estamos ganando o perdiendo, pues capturar cabecillas no es indicador de logros militares. Es como si se midiera la guerra en la captura de generales y oficiales del Ejército enemigo, y eso no es indicador de triunfos claros.

No son transparentes las motivaciones ni las nobles causas que han llevado a una guerra en que ya han perdido la vida más de 30 mil mexicanos. Porque si se trata de proteger la salud de los adictos a la droga, es un asunto de salud pública, y no militar. Además, si se quería alcanzar la meta de evitar que la droga llegue a nuestros hijos, ésa sigue llegando de cualquier manera, a pesar de las sonoras capturas de algunos delincuentes. Por lo tanto, la estrategia no va acorde a las pretensiones que se tienen. No por más capturas se ha logrado disminuir la entrega y venta de la droga.

Estamos festejando unas fiestas patrias en medio de una guerra que no acabamos de comprender, ni mucho menos avalar. Parece una lucha estéril que no nos conduce al fortalecimiento de una nación a la que le urge crecer y consolidarse en santa paz.

Las verdaderas luchas son del pueblo, las entienden todos y las hacen suyas de inmediato con tal de alcanzar los valores e ideales que las inspiran.

La patria es primero, es el bienestar de la gente el que debe de palpitar en favor de sus causas.

No en los intereses de los gobiernos en turno. Al menos los jaliscienses nos iremos a descansar, gracias al enorme puente, sin tener un verdadero sentimiento patriótico, ni mucho menos algo que festejar en medio de tanta sangre.

Qué más quisiéramos que este oscuro bicentenario fuera una realidad en la conciencia del pueblo y en el espíritu de lucha que hemos vivido en el pasado, ahora apagado en las aguas de la confusión y el desconcierto.

¡VIVA MÉXICO!

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