La larga ruta del acuerdo

GUADALAJARA, JALISCO (09/NOV/2010).- Este lunes las cúpulas empresariales, organismos civiles, Gobierno del Estado y los presidentes municipales de Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco, proyectaron la construcción de los primeros pasos de un Sistema Integral de Transporte Intermodal (SITI) que incluye el tranvía defendido por Héctor Vielma; el tren ligero que conecta el centro de la ciudad con el pujante Sur de la metrópoli impulsado por el Ejecutivo estatal y el alcalde de Tlajomulco, Enrique Alfaro, así como un sistema de Bus Rapid Transit (BRT) del Álamo a El Salto, pasando por el aeropuerto, que a través de pretroncales conectaría Tlaquepaque con las líneas uno y dos del Tren Ligero.

En total, los acuerdos equivalen a una inversión que rozará 10 mil millones de pesos.

Es la prueba de que, finalmente, autoridades y sociedad alcanzan acuerdos en el tema de movilidad tras un proceso en el que no faltaron accidentes.

El camino que concluye con un logro evidente, el acuerdo anunciado en Casa Jalisco, registra 10 meses de indecisión política, una batalla de declaraciones y posturas antagónicas que lucían incompatibles en muchos sentidos. Desde aquellos primeros meses de las administraciones municipales priistas, que ponían el énfasis en la captación de recursos federales para estudios técnicos que avalaran un tren ligero en la urbe, hasta las posiciones más flexibles en torno al BRT expuestas por Miguel Castro, alcalde de Tlaquepaque y por último, las divergencias de la Universidad de Guadalajara que calificaba de ineficaz al BRT, o del mismo Ayuntamiento de Guadalajara, que insistía en someter la decisión a un referéndum o en el mejor de los casos, cobrar un impuesto al paso del autobús articulado por los asfaltos tapatíos, la opinión pública comenzaba a creer que los cálculos electorales y las rivalidades políticas volverían a empantanar un proyecto sustentable y de largo plazo para la metrópoli.

En el ínter, alto impacto provocó el desplegado de la UdeG en los diarios locales el 18 de octubre. La institución educativa, a través del Comité de Análisis Urbano, presentó un estudio donde llamaba a los actores políticos y sociales de la Entidad a privilegiar trenes ligeros o magnéticos por encima del BRT; argumentaba que en términos de opción de futuro, los trenes ofrecían más beneficios que los autobuses articulados. Esto generó un debate de casi 15 días entre organizaciones civiles que ven en el BRT una solución viable para Guadalajara y otros organismos no gubernamentales, que prefieren un sistema de trenes.

Los organismos de la sociedad civil y las cúpulas empresariales tuvieron un papel fundamental en esta controversia. Por primera vez en muchos años, sectores de la población que tradicionalmente se interrelacionaban con escepticismo, constituyeron un Frente Ciudadano que unió esfuerzos para exigir acuerdos y decisiones fundamentales para sacar a la ciudad del atolladero vial en el que vive.

El costo de no llegar a arreglos que satisficieran a los distintos actores políticos de la Entidad causó que el Estado perdiera mil millones de pesos aprobados por el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin).

Sin embargo, hoy el ciclo negativo finaliza e inicia un proceso benéfico para la ciudad y el Estado.