La hora de decidir

Hay tiempos para grillar y tiempos para decidir. El momento de Guadalajara para decidir si avanzamos o no con el sistema de transporte BRT ya llegó. Ya no hay tiempo para consideraciones, para el vamos a ver, déjennos estudiar, o lo voy a consultar con la almohada (o con el jefe político que para el caso es lo mismo).

Si los alcaldes dicen sí, se pueden bajar ya 950 millones de pesos del Gobierno federal a fondo perdido, autorizados para construir la Fase 2 del Macrobús; si dicen no, se pierde ese dinero y se entra a concurso con los otros dos proyectos de transporte, inscritos en el mismo Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadín): la Fase 3 del Macrobús, que suponemos que tendría el mismo destino que la dos, y la Línea Tres del Tren Ligero, que vendría de Tlajomulco a entroncarse con la Línea Uno y que requiere cinco mil millones.
Ésta tendrá que competir con otros 18 proyectos de transporte y decenas más de agua y caminos, en un fondo que con dificultad alcanzará los 40 mil millones.

En el único lugar donde el sistema de transporte es un asunto de partidos y machismo político, es en Jalisco. En el Fonadín hay 15 proyectos de BRT que buscan dinero, 11 ya terminados y cuatro que quieren terminar a marchas forzadas para entrar al concurso en septiembre. De esos 15 proyectos, 12 los promueven gobiernos priistas y dos del PAN, y uno del PRD. Monterrey, que tienen al igual que Guadalajara dos líneas de Tren Ligero (allá le llaman Metro, pero es idéntico al de acámbaro, con la diferencia de que todo es elevado) está concursando un proyecto de BRT. El Estado de México, el de Peña Nieto, el candidato natural del PRI a la Presidencia de la República, va a concursar un proyecto de BRT. Fidel Herrera deja el Gobierno con un proyecto para BRT que una el municipio de Veracruz con Boca del Río. Es decir, el sistema de transporte que los priistas rechazan aquí, lo pelean en otras ciudades.

El Macrobús de Guadalajara tiene sin duda muchas cosas que mejorar. Pero, hoy por hoy el sistema más eficiente en la relación costo-beneficio para una ciudad con una dispersión poblacional como la nuestra y con tarifas restringidas, se llama BRT. Si algún día, en el futuro imaginario, logramos redensificar la ciudad y además crecer el ingreso per cápita de manera que el precio del boleto pueda pasar de 50 centavos de dólar, que es lo que cuesta actualmente, a un dólar, precio promedio del costo del metro a nivel internacional, entonces podremos pensar en otra cosa.

La decisión que tenemos que tomar ahora los tapatíos, en voz de nuestros alcaldes, es si hacemos ya el BRT con proyectos y fondos ya establecidos, o nos esperamos cinco o seis años más para hacer otra cosa, llámese tranvía (bonito pero mucho menos eficiente), tren ligero (muy eficiente en ciudades con densidades mayores a la nuestra) o lo mismo.

El tiempo de grillar ya se acabó y el costo de la indecisión para la ciudad y para los propios alcaldes puede ser enorme.