Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por Juan Palomar Verea

La ciudad y los días

Contra el desperdicio

Por: EL INFORMADOR

Una de las tentaciones en que frecuentemente caen quienes tienen que ver con los asuntos públicos es el de recurrir a la fuga… para adelante. Ante la complejidad de los problemas y lo espinoso del contexto político, resulta complicado tomar decisiones. Y más si estas determinaciones tienen que basarse en trabajos ya existentes y que, por definición, fueron hechos por otros (regímenes, funcionarios, consultores…). Entonces hay una salida que da un aparente doble beneficio: posterga la decisión (que inevitablemente acarrea consecuencias) y permite encargar estudios y proyectos que tengan la “legitimidad” de ser concebidos, solicitados y pagados por los actores del momento.

Dos consecuencias (por lo menos) muy costosas: la pérdida de tiempo para solucionar problemas siempre acuciantes, y el doble costo de desechar trabajos hechos y pagados y contratar nuevos. Lo malo es que estos costos van directamente sobre la ciudadanía, sobre su calidad de vida. Es una historia conocida y muchos funcionarios, ex funcionarios, ciudadanos, consultores, la saben muy bien.

Los estudios de movilidad, por ejemplo. Es conocido que se han realizado ya distintos análisis sobre este tema. Que existe un importante y oneroso bagaje que obra en poder de los medios oficiales (y es, por lo tanto, de todos). Con esos datos es posible, ya, establecer de común acuerdo las políticas que urgen. Pero no, ahora resulta que los actuales actores “desconfían” de los enfoques con que se hicieron esos estudios, y van a hacer más estudios. Dilatados y nada baratos, por supuesto. Todo mundo pierde.

Otro tema es el de los Planes Parciales de Desarrollo Urbano de Guadalajara. La administración anterior revisó, elaboró y consultó el Plan Municipal de Desarrollo Urbano y 47 de los 92 planes (los que requerían, objetivamente, revisión), siguiendo las indicaciones de un cabildo plural. Por decisiones políticas solamente se aprobaron tres, y los restantes 44, y el programa (indispensable), quedaron listos y en la orilla para ser aprobados por el cabildo. En las presentes circunstancias, es de esperarse que las actuales autoridades, y sus responsables técnicos, tomen en cuenta y aprovechen todo ese trabajo, que costó dinero de la ciudadanía, mucho tiempo y muchos esfuerzos.

Es imposible, y desaconsejable, con los términos de los gobiernos municipales, y con las presiones y tiempos de los regímenes estatales, intentar reinventar la ciudad cíclicamente. Por supuesto que cada administración puede encontrar muchas fallas en el trabajo anterior (y hasta aciertos). Por supuesto que puede haber ajustes, mejorías, adiciones. Pero media un abismo entre empezar cada vez de cero y utilizar un patrimonio común y válido para seguir buscando la mejoría de la ciudad.

Es indispensable sacar los tintes políticos y la partidización de los terrenos técnicos. Mientras estas fugas hacia adelante suceden, los problemas ahí siguen, y crecen. Y los costos, de nuevo, inciden directamente sobre la ciudadanía.

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