La ciudad y los días

Tantos problemas urbanos tienden a agobiarnos. Repasamos la lista, o más bien, la vivimos toda o parte de ella cotidianamente.
Una noción tristemente aprendida por muchos de los habitantes de Guadalajara es que esta ciudad va irremediablemente cuesta abajo. Las evidencias están a la vista: contaminación, inseguridad, precariedad de la dotación de agua potable y agudos problemas sanitarios, más que deficiente movilidad…

¿Para qué seguir? Es mucho mejor reflexionar y actuar sobre la solución de alguno de esos tan conocidos problemas. Pero de a deveras.

Tenemos, oficialmente presentado el pasado lunes, un inestimable hilo para comenzar a salir del laberinto en el que a veces parece que estamos atrapados. Es el Plan Maestro de Movilidad Urbana no Motorizada para la Zona Metropolitana de Guadalajara, expuesto esta semana al público. Fue realizado por el arquitecto Mario Córdova España y su despacho AU Consultores por encargo del Gobierno del Estado. EL INFORMADOR dio cuenta de este plan en su edición del pasado martes 18.

Sin entrar a detallar un planteamiento que reviste obvias complejidades técnicas, lo que quizá sea más importante del caso es que, de prosperar el plan, la metrópoli podría comenzar a cambiar la lógica nefasta que nos ha llevado a un callejón sin salida respecto a la movilidad en la urbe.

Y más allá: podríamos, literalmente, encontrar un asidero real y tangible para transitar hacia otro modelo de ciudad.

Así de crucial es el hecho de que este plan tenga una adecuada recepción por parte de todos los integrantes del Consejo Metropolitano. Por supuesto, siempre y cuando se depongan las politiquerías y se actúe con lucidez y responsabilidad.

No es ninguna ingenuidad. Cambiar la concepción y el modo de movilizarse de la población de una ciudad, así sea parcialmente, es —y ha sido en muchas ciudades— una señal positiva que impulsa los cambios y remueve las inercias negativas en muchos otros campos.

El daño causado a Guadalajara por un pésimo modelo de movilidad ha sido gravísimo. Los costos sociales, económicos y ambientales resultan desproporcionados e injustos. Los que menos tienen han sido los más perjudicados. La errónea tendencia a sobreinvertir gasto público a favor del transporte motorizado privado es un lastre tanto en términos reales como simbólicos.

Hay ahora la esperanza de que este hilo, este potente resorte que significa la aplicación del Plan Maestro de Movilidad Urbana no Motorizada, pueda ser la guía que nos comience a conducir fuera del actual laberinto de desánimo y deterioro en la calidad de vida.
 
Es factible que con esta palanca, bien respaldada y aplicada, se pueda mover el ánimo de la población metropolitana rumbo a una nueva actitud. Una actitud de posibilidad de cambio y mejora, de menor dependencia de los motores y el carbono, de mayor corresponsabilidad sobre el destino de la ciudad.

La clave es: ¿estarán las autoridades a la altura del reto?