Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Por Juan Palomar Verea

La ciudad y los días

La indispensable pertinencia del debate

Por: EL INFORMADOR

La indispensable pertinencia del debate

Las cosas, en el contexto contemporáneo, tienden a veces a sucederse con una creciente velocidad. Los científicos aseguran que la suma del conocimiento humano, que tardó milenios en duplicarse, ahora lo hace dentro de un cada vez menor lapso. Esto obliga a una urgente actualización en todos los campos del conocimiento.

Por otro lado, las necesidades de la especie humana, dada la multiplicación demográfica y las injustas condiciones que prevalecen en muchos campos, se han vuelto cada vez más apremiantes. Las actuales generaciones reclaman, hoy, soluciones para una multitud de problemas y requerimientos. No es justo, ni razonable, que transcurra la vida de los hombres en la espera de que en un futuro vedado a ellos lleguen las ansiadas soluciones.

Lo anterior es particularmente aplicable al contexto de las ciudades contemporáneas. Existen, más que nunca, alternativas de solución para las diferentes problemáticas, fruto de los avances tecnológicos y de la ampliación de diversos campos del conocimiento. Lo que no existe aún, en muchos casos, es la posibilidad real de acceder a esas herramientas tecnológicas o a esos conocimientos de manera efectiva.

En nuestro contexto urbano, las necesidades de la población están a la vista, y urgen. Temas ambientales, de planeación territorial, de provisión y tratamiento de agua, de movilidad, de disposición de desechos sólidos, de mejoramiento y creación de espacios públicos, de preservación y aprovechamiento del patrimonio arquitectónico y urbano y un largo etcétera. Sobre cada uno de ellos es preciso encontrar alternativas y soluciones que beneficien a la población con la oportunidad debida.  Y sobre cada tema puede haber cualquier cantidad de pareceres y posturas.

El consenso que posibilite un proceso eficaz de toma de decisiones, y de acciones, es fundamental. Esto es una novedad entre nosotros.
Nunca está de más recordar los decenios, y aún siglos, en los que las decisiones sobre las cosas públicas fueron tomadas, en la inmensa mayoría de los casos, de manera vertical y aún autoritaria.
Esto explica, en parte, que no hayamos podido todavía desarrollar las herramientas metodológicas y sociales efectivas para construir consensos eficaces y oportunos. Y todo urge.

Por otro lado, habría que medir la racionalidad de ciertas urgencias. En términos territoriales, por ejemplo, existe la referencia de que en países desarrollados los términos que se fijan para estudiar y decretar nuevos planes más que triplican los que entre nosotros se estipulan. Claro, son realidades diferentes. Pero queda la reflexión de que algo tan esencial y limitado como el territorio exige el mayor de los cuidados, el más extremo rigor para establecer su destino.

Y, sobre todo, la construcción de consensos exige de parte de autoridades y ciudadanía la creación de condiciones adecuadas para que suceda no el debate –eso es fácil–, sino el debate pertinente.
En el que exista transparencia e información, flexibilidad y apertura, rigor intelectual y lucidez de parte de todos los actores involucrados. De otra manera, el desgaste y la indiferencia ganan terreno en perjuicio de todos. Para encontrar, tan pronto como sea posible y razonable, la solución a nuestros problemas, es indispensable formular y crear las verdaderas condiciones para establecer un debate pertinente y eficaz. Sólo así podremos avanzar sólidamente para tener consensos y soluciones que ofrezcan un mejor entorno vital.

jpalomar@informador.com.mx

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