Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

La casa de Paseo de Los Parques

Bien dicen que el mejor escondite es el lugar más obvio, ahí donde nadie cree que alguien pueda esconderse

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

La casa estaba semidestruida: los lavabos y excusados arrancados, algunos vidrios rotos, los pisos levantados. Había aún huellas de los antiguos moradores: cuadernos abiertos con la tarea a medio hacer, libros de escuela, juguetes, cobijas y almohadas; un tejido aún ensartado en la agujas con el estambre ya pardo por el polvo, todo tal como quedó el día de la huida, como si la vida cotidiana se hubiera congelado en el momento del pitazo. “¡Sálganse que vienen por ustedes!”.

Había también huellas de los nuevos moradores, los judiciales que cuidaban la casa incautada: botellas de licor vacías, cajas de pizza en el suelo, refrescos a medias en los rincones y revistas.

 El Gobierno federal ofrecía en aquellos años a instituciones de educación o sin fines de lucro estas casas incautadas a A, uno de los narcos más connotados de la región y que, por aquellos años, acababa de ser detenido y su captura era comunicada con gran algarabía.

 El centro de investigación al que le ofrecieron la finca declinó la oferta. Una casa  hogar para niñas desamparadas, Eugénesis, aceptó la casa, la atendió y les dio hogar por varios años a 40 niñas; también a un solo varón, a quien dejaron en la puerta de la casa en una caja de cartón y que pasó sus primeros años protegido en esa institución.

En el sexenio de Alberto Cárdenas comenzaron las presiones para que desalojaran la casa. Primero, argumentando quejas de los vecinos, que insistían que en la colonia no estaba permitido que hubiera un hospicio y que era muy molesto vivir al lado de tantas niñas pobres. Después, desde el Gobierno, argumentaron que las niñas deberían ir a un mejor lugar y que la fundación no tenía los recursos suficientes para mantenerlos. Finalmente, les encontraron nuevo hogar a las niñas en Tepatitlán, bajo la custodia de una monja, y obligaron a la fundación a dejar la casa.

Fue en la misma época en que desde la Secretaría General de Gobierno del Estado se presionó a otro instituto de investigación, el Cinvestav (al que habían adjudicado otro terreno incautado del mismo personaje), para que desalojara el predio. El entonces secretario les dijo que debían salirse rápido de ahí porque el Gobierno del Estado “iba a perder el juicio” (no especificaron cuál). Pocos meses después A recuperó sus casas y terrenos que la Secretaría General de Gobierno, con gran diligencia y eficiencia, hizo el favor de limpiar de inquilinos para que no hubiera problemas con la posesión.

La casa de Paseo de los Parques pasó de narco a narco. Ahí, en la finca que ya había sido cateada e incautada por la PGR, fue a refugiarse “Nacho” Coronel. Bien dicen que el mejor escondite es el lugar más obvio, ahí donde nadie cree que alguien pueda esconderse. O será simplemente que en la casa de Paseo de los Parques los narcos son invisibles.

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