Domingo, 16 de Febrero 2025
Jalisco | Pergeño por Víctor E. Wario Romo

La ''anécdota'' de Marisela

Hace dos años, la impunidad, la corrupción y las fallas en el sistema penal ya la habían herido de muerte

Por: EL INFORMADOR

Víctor E. Wario Romo.  /

Víctor E. Wario Romo. /

Hace tiempo que una imagen de un noticiero televisivo no me conmocionaba como la que atestigüé la noche del jueves y volví a ver atónito el viernes. Dura apenas unos segundos. Pero es brutal. Es un crimen a sangre fría, una acción espeluznante de un sujeto que, por la espalda, corriendo detrás de ella, le perfora la cabeza a una mujer de un balazo. En plena calle, con decenas de autos circulando y sorteando a los dos personajes del video, tomado por una cámara de vigilancia (¿qué vigilan, a quién vigilan esas cámaras que pueblan los cruceros de todas las ciudades del país lleno de asesinatos callejeros?), el crimen queda registrado como uno más.

La nota principal de El Universal del sábado 18 de diciembre presentó a los lectores una entrada periodísticamente impecable, demoledora, que sintetizó la fuerza del drama de una mujer, de una familia, cuyo caso ahora está en el centro de la discusión pública porque sintetiza la corrupción, la impunidad, la indolencia, la desvergüenza de funcionarios, ministerios públicos, jueces, gobernantes, que prefieren dejar pasar que comprometerse con la sociedad:

“Una bala mató el jueves a las ocho de la noche a Marisela Escobedo, pero desde hace dos años, la impunidad, la corrupción y las fallas en el sistema penal ya la habían herido de muerte, cuando le negaron justicia por el asesinato de su hija Rubí Marisol, de 16 años.

“El 29 de agosto de 2008 Marisela vio por última vez a su hija. A partir de ese día dedicó su vida a buscarla por las calles de Ciudad Juárez, Chihuahua. Así se enteró que fue asesinada y su cuerpo arrojado a un basurero donde depositan desperdicios de cerdo. Supo que Sergio Rafael Barraza Bocanegra, pareja sentimental de Rubí, era el responsable del crimen y que su nieta, la hija de ambos, estaba al cuidado de la mamá del homicida.”

Conocido el oprobioso asesinato cometido a las puertas del “Palacio de Gobierno” (así, con esas ínfulas describen los inmuebles en los que pasan las horas quienes debieran trabajar al servicio de la comunidad), el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y la Red Nacional de Organismos de Derechos Humanos distribuyeron un comunicado en el que son puntualmente descriptivos sobre lo que pasó en el caso de los crímenes de Rubí, primero, y de su madre Marisela, después: “La falta de coordinación, incapacidad, omisiones, desprecio, negligencia e impunidad en el feminicidio de Rubí, de las autoridades federales y estatales, contribuyeron a generar un contexto permisivo para que se privara de la vida a la señora Marisela Escobedo.”

Usted puede agregar otros calificativos y otras expresiones descriptivas de la conducta de quienes tienen la responsabilidad constitucional de velar por la seguridad de los ciudadanos. Por más juicios negativos que se acumulen a esa bola de parásitos que cobran como “servidores públicos”, de todos modos nos quedaremos cortos. Y mañana, por desgracia, el caso de Marisela será una anécdota en la historia de la criminalidad del país, pese a los esfuerzos de ella y otras madres que sólo piden justicia.

No podemos acostumbrarnos a ser testigos de estos hechos en los noticieros televisivos, como si fueran un macabro reality show producido al alimón por las bandas criminales y sus comparsas en el Gobierno.

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