La Romería y la familia

La Romería se convirtió por momentos en manifestación. Los grupos organizados en torno a la diócesis portaron pequeños carteles con una plegaria: ¡Virgen de Zapopan, protege a la familia! Y apoyaron así lo que sería el leitmotiv de la homilía del cardenal, Juan Sandoval Íñiguez, en la misa de recepción de la patrona en su santuario.

La jerarquía católica y los grupos conservadores han convertido lo que ellos llaman la “defensa de la familia” en una persecución de los homosexuales; y el tema de la propiedad intelectual del matrimonio, en una causa sagrada.
Hay dos cosas que generan confusión. La primera es que sostienen que la familia tiene derechos. Ninguna institución social o del Estado tiene derechos. Los derechos son de las personas, las instituciones se crearon para ejercer o defender esos derechos.

Una iglesia, por ejemplo, es una institución formada por personas que comparten un credo, que tienen derecho a ejercerlo y manifestarlo libremente. El derecho de creencia es de las personas, no de la iglesia.

La segunda es la propiedad del concepto de matrimonio. La familia es una institución social muy anterior al catolicismo, que ha venido cambiando conforme a las dinámicas económicas y sociales. En la historia de la familia, la monogamia es relativamente nueva. En México, la iglesia tuvo el Registro Civil y con ello el control de la figura matrimonial durante muchos años; pero en otros países eso no fue necesariamente así, y antes de ellos existían familias y matrimonios que nada tenían que ver con la iglesia.  La batalla, pues, por lo que ellos consideran debe ser el modelo de familia, es legítima en tanto no quieran imponerlo como modelo único. Es decir, tienen todo el derecho a defender sus creencias y su modelo de matrimonio y familia, a lo que no tienen derecho es a querer imponerlas como únicas.

La Romería del 12 de octubre es una radiografía extraordinaria de lo que es la Iglesia Católica en Guadalajara. En ella se puede ver la fuerza del catolicismo y también su diversidad; se observa el corporativismo eclesial y la libertad de manifestación. Cuando desfilan los seminaristas, uno entiende la fuerza de la diócesis tapatía en el mundo: pocos seminarios tienen hoy día esa cantidad de estudiantes candidatos al sacerdocio.

Cuando vemos pasar a las congregaciones de las Hijas de María y los Adoradores, uno ve un sector de la iglesia que se extingue. En las danzas aparece el sincretismo y en los grupos de jóvenes, el fanatismo.

Pero la imagen que mejor define la complejidad de lo que es hoy la Iglesia Católica es un pequeño grupo de homosexuales que acompañaron todo el recorrido de la Virgen, no menos fervorosos pero igualmente orgullosos, y que pese a los comentarios y declaraciones de la jerarquía, estuvieron ahí haciendo publica su fe y su preferencia sexual.