Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | Apoyó en la Cristiada dando escondite a sacerdotes, relata vecino

''La Madre Lupita, con una sonrisa se entregaba''

Todos los ánimos físicos y espirituales de la Madre Lupita eran para los convalecientes

Por: EL INFORMADOR

Aseguran que en silla de ruedas, la ''Madre Lupita'', visitaba uno a uno a los enfermos internados en el Hospital Santa Margarita.  /

Aseguran que en silla de ruedas, la ''Madre Lupita'', visitaba uno a uno a los enfermos internados en el Hospital Santa Margarita. /

GUADALAJARA, JALISCO (11/FEB/2013).- Cualquier persona que se le pusiera enfrente a la Madre Lupita era merecedora de su caridad. Ofrecía todo cuanto estaba en sus posibilidades y aunque fuera sólo una sonrisa, era suficiente para que por medio del gesto se entregara al prójimo, recuerda la religiosa María del Rosario Toscano Amezcua. 


Vivir para los enfermos


"Sus ojos eran los enfermos", expresa Silvia Valle, también religiosa.  Todos los ánimos físicos y espirituales de la "Madre Lupita" eran para entregarlos  a los convalecientes y con ese fundamento enseñó al resto de las monjas: "Atender a los enfermos como al mismo Cristo", platica la hermana Silvia. 

Ya en silla de ruedas, la hoy beata María Guadalupe García Zavala, visitaba una a una a las personas internadas en el Hospital Santa Margarita, mientras estaba al frente de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres. Ese es sólo un ejemplo de la dedicación que ella tenía por los otros, explica María del Rosario.


Fe en tiempos de la Cristiada

Durante sus años como servidora católica, le tocó la persecución religiosa, con lo que nunca dio paso atrás e hizo cualquier sacrificio requerido, relata Blasa Aguilera Romo, la actual superiora de la congregación.

"Durante la persecución tuvo que esconder a algunos sacerdotes, entre ellos al señor Obispo Francisco Orozco. Los escondía donde podía", comenta Rafael Flores, vecino del barrio La Capilla, donde la Madre Lupita hizo su vida religiosa.


Santidad a simple vista

"Se imponía. Tenía algo que no sabías que era, y a la vez era su seriedad, respeto y mucha amabilidad. Se traducía a algo raro que le daba a uno novedad, tentación y luego, luego cariño", detalla Silvia Valle.

A eso inexplicable, Francisco Orozco le pone el nombre de santidad. Eso se percibe con sólo la vista y la Madre Lupita lo irradiaba, asegura.

Una mujer bondadosa, humilde y con gran amor a Dios y al Sagrado Corazón. Además, con una espiritualidad fuerte que giraba alrededor de María y la Eucaristía, describe la superiora Blasa Aguilera.

Lo que más le llamó la atención de la "Madre Lupita" a la hermana Silvia, fue al llegar al convento hace alrededor de 50 años y descubrir que, aunque su carisma era cuidar a los enfermos, se hacía cargo de un par de niñas abandonadas por sus padres. Las adoptó.


Los días finales

La última noche que vivió la Madre Lupita no pudo dormir. En sus días finales se habían turnado las hermanas para cuidarla todas las noches, pero esa última no estuvo tranquila: pedía que la levantaran, quería salir,  recuerda la hermana Silvia Valle, quien la conoció una década antes.

Apenas pasó el amanecer y la Madre Lupita falleció, fue el 24 de junio de 1963, a los 85 años de edad y 62 como religiosa. Tenía ya unos 20 días hospitalizada por complicaciones en el estómago.


EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones