Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | Juan Palomar

LA CIUDAD Y LOS DÍAS (16 DE MAYO 2008)

La especulación contra la ciudad

Por: EL INFORMADOR

La especulación contra la ciudad

Un lugar común que es de frecuente uso refiere la propensión de una porción de los habitantes de Guadalajara a especular con suelo urbano y suburbano.

Históricamente se puede adelantar la hipótesis de que esto ha ocurrido, y ocurre, por la necesidad de situar los excedentes de producción que se derivan de la vocación comercial y de intermediación de la ciudad y por la falta de iniciativas industriales que canalicen estos recursos de manera más productiva.

Engordar terrenos, pues. O negocios de viudas. El problema es que, conforme ha ido aumentando el tamaño de la ciudad y el número de sus habitantes, el asunto se ha convertido en un problema mayúsculo para el futuro de la urbe.

Por que esta manera de hacer dinero, mejor conocida como especulación inmobiliaria, es una actividad parasitaria, que vive y se nutre de la dinámica urbana aportando muy poco en su favor y, antes bien, desatando un círculo vicioso que a todos los habitantes de la ciudad les cuesta y a pocos beneficia.

En la escala que ya guarda la Gran Guadalajara, el aumento de tierras ociosas supuestamente destinadas a ser suelo urbano ha sido geométrico.

Es conocido el juego de la plusvalía, que busca apreciar el suelo más cercano desarrollando primero el más lejano. O sea, el que es más barato para los desarrolladores y más costoso en términos sociales, ambientales,
urbanísticos.

Más costoso porque ha generado una dispersión de la ciudad que encarece significativamente la dotación de servicios e infraestructuras, hace más complicado el transporte y sacrifica millones de horas hombre en traslados pendulares. Más costoso porque la contaminación provocada de esta manera es considerable.

También porque provoca grandes vacíos urbanos altamente nocivos para la vida en sociedad. Y, además, la especulación provoca el aumento generalizado de los precios de la tierra, lo que vuelve difícil el acceso a viviendas en las zonas consolidadas. Con esto se cierra el círculo, y continúa dando vueltas.

La conurbación tapatía requiere encontrar un orden racional que le permita desarrollar una ciudad más compacta y habitable. La densidad que actualmente tiene la mancha urbana es muy baja. La tierra debe valer su precio adecuado y justo, no lo que convenga a algunos grupos de interés.

De esta manera sería posible frenar la dañina dispersión, el daño a los recursos naturales de los alrededores de la ciudad, la contaminación creciente, los altos costos sociales.

Es preciso decirlo claramente: la desmedida especulación inmobiliaria es una grave enfermedad que afecta a todo el tejido urbano y que agrede a todos sus habitantes. Solamente con políticas certeras que coordinen eficazmente el desarrollo urbano, y con medidas económicas adecuadas, será posible revertir el fenómeno.

Políticas que deberán de abrazar todos los municipios que componen a la Gran Guadalajara. Y esto pasa, en primer lugar, por el convencimiento social de la necesidad de contar con un desarrollo urbano racional y sustentable.

jpalomar@informador.com.mx

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