Domingo, 24 de Noviembre 2024
Jalisco | La Crónica Negra por Omar Ruvalcaba

Justicia para un camionero

El alcohol y una agresión por parte de la víctima, orillaron a Lorenzo a demostrar su 'valor'

Por: EL INFORMADOR

En la base de camiones de la ruta 321se respira un aire limpio, como de justicia reclamada por los queridos y familiares. ARCHIVO  /

En la base de camiones de la ruta 321se respira un aire limpio, como de justicia reclamada por los queridos y familiares. ARCHIVO /

El reloj marcaba las 21:30 horas del 15 de enero de 2009, era una noche lluviosa en la colonia Ciudad Aztlán, en el Municipio de Tonalá.

Dos hombres se embriagaban aquella noche, conforme aumentaba la ingesta de alcohol también ascendía la valentía de uno de ellos que agredió al otro, quien por cierto era chofer del transporte público.

Horas después de que iniciaron la “tomadera”, la plática entre Lorenzo Valdez Díaz (un clásico macho mexicano) y Jaime Islas Figueroa, alias “El Jimmy”, se puso de color de hormiga, ya que los ánimos subieron de tono y ni el agua que cayó del cielo de esa noche pudo apagar los ánimos.

Primeramente “El Jimmy” golpeó a Lorenzo, por lo que al verse agredido salió del taller mecánico donde se encontraban departiendo (que se ubica en la calle Unicornio al cruce con Símbolos Patrios), no sin antes tomar su sombrero y chamarra camuflada para caminar unos 100 metros a su casa donde guardaba un revólver calibre .357 Mágnum.

Valdez Díaz, al encontrarse frente a frente con la máquina cegadora de la vida, la tomó, la cargó y después se la fajó en la cintura, con la decisión de matar a “El Jimmy”, pues quería demostrarle que tenía mucho valor.

Caminó por el pasillo, después se enfiló para la sala, al llegar ahí su mujer le dijo “a dónde vas hombre”, en respuesta a ello, el ahora empistolado le contestó “ahorita vuelvo”.

Lorenzo se subió a su vehículo y encendió el motor 460 de su Crown Victoria gris, con placas BEM-2209, del Estado de Baja California, para llegar al taller donde se encontraba “El Jimmy”.

Acto seguido, bajó del automotor con el arma empuñada, ni la lluvia lo pudo detener.

El hombre entró hasta donde estaba sentada su víctima, parecía como si fuera acompañado por el mismísimo diablo. Ingresa a un cuarto de oficina y le dice: “Jimmy” hay te va”... y disparó en una ocasión.

El ruido del disparo y la pólvora quemada fue parte del escenario de esa noche fría.

El llamado de emergencia encendió las sirenas de una ambulancia y varias patrullas tonaltecas que, en menos de cinco minutos arribaron a la escena donde se cometió el crimen.

Mientras que Islas Figueroa recibía los disparos, por su mente pasaba –entre otras cosas– su primera vez que empezó a manejar camiones de pasajeros. Apenas tenía los 17 años cuando su padre lo enseñó, pues era chofer de la Alianza de Camioneros de Jalisco, y al paso del tiempo compró un midibús de la ruta 321 del Sistecozome, en específico la unidad S-0761.

Tras haber vaciado su pistola, Lorenzo quien trataba de escapar fue detenido. “Sí jefe, yo fui, soy hombre de respeto, y nadie más había intervenido”, dijo el homicida confeso.

Cuando los paramédicos llegaron ya nada pudieron hacer, pues  había muerto el hombre, sólo hablaron a su cabina de radio para pedirle a su jefe en turno el arribo del Servicio Médico Forense.

En la fiscalía adscrita al Servicio Médico Forense, el agente del Ministerio Público les dijo a su secretario y a su policía investigador, señores, tomen su tabla y pluma… ah y la pistola, nos vamos a un servicio.

En las afuera del taller los representantes de los medios de comunicación vieron llegar al fiscal.

En el sitio del homicidio, la esposa de “El Jimmy” y sus hijos lloraron la muerte del camionero del Sistecozome.

Tan sólo a unas cuadras yacía Lorenzo esposado arriba de una patrulla, esperando que fuera entregado al Ministerio Público para declarar su cometido.

“Yo me lo quebré, soy hombre de respeto y hue... yo lo mate, señores”, declaró el presunto homicida a varios medios de comunicación.
Valdez Díaz despedía un olor a muerte, también a cervezas, las cuales había tomado junto a “El Jimmy”.

Al irse la patrulla con él arriba parecía como si el propio diablo lo acompañara para, quedar –ambos– encerrados en la cárcel del complejo penitenciario de Puente Grande.

En el acta ministerial número 697/2009 quedó escrito por el fiscal la causa de muerte de “El Jimmy”.

El deceso se originó de heridas por arma de fuego con tres orificios, dos de entrada y salida del brazo izquierdo y uno de entrada en abdomen.

Lesiones que terminaron con la vida de Islas Figueroa, era claro que “El Jimmy” quiso defenderse con el brazo, ya que él se encontraba sentado y se quiso proteger de los balazos, pero no pudo.

Su cuerpo fue sacado en una camilla del Semefo directo a la morgue metropolitana.

Luego de 17 meses, el juez Primero en Materia Penal, firmó y sentenció a Lorenzo Valdez Díaz, a pasar 20 años a la “sombra”, además el caso número 27/2009-A quedó cerrado.

Mientras que en Ciudad Aztlán, en la base de camiones de la ruta 321 y en la colonia Villas de Oriente, donde “El Jimmy” era conocido, se respira un aire limpio, como de justicia reclamada por los queridos y familiares. Tal parece como si ya hubieran descansado de la maldad.

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