Jorge Vergara

Con la pena, pero el señor lo hizo. Dijo que haría un estadio nuevo y por encima de todos los obstáculos del mundo jalisciense, el incómodo Jorge Vergara lo hizo.

Atravesó una crisis económica, problemas de permisos municipales, atorones en la posesión de la marca Chivas, conflictos con la asociación civil, malos vientos en la prensa, malos vientos en Clubes Unidos de Jalisco, desaguisados con los patrocinadores potenciales del estadio y contra todo pronóstico, este empresario levantó una mole de concreto y pasto de última generación en el Poniente de la ciudad.

No me detengo más que en eso y no me atoro en los juicios sobre el estadio, sobre Chivas o sobre el futbol, porque lo que realmente me interesa es la necedad del empresario. Vergara es, contra la opinión generalizada, un ejemplo de lo que muchos jaliscienses hacen todos los días, en escala microestadio Chivas.

Me explico: Jalisco es uno de los lugares en donde es más difícil abrir un negocio. En materia de trámites, el Instituto Mexicano de la Competitividad nos reprueba: hay 29 estados en donde es más fácil poner un estadio, un auditorio, una escuela, un negocio de taxis o una tiendita de refrescos. Aquí es un tortuoso y lento camino hacia la desesperación. A eso se le suma que los usos de suelo en la zona metropolitana son un mapa de desorden, trucos y amparos, lo que genera incertidumbre jurídica y más focos rojos en el índice de competitividad.

A eso se añade un contexto económico difícil, infraestructura rezagada y corrupción para que el coctel se llame parálisis. Y sin embargo, contra todo pronóstico, igual que el Estadio Chivas, la cosa se mueve y mucho.

Este Estado, con todo y tener graves señalamientos en competitividad, es el Estado que más empresas abre al año por cada mil habitantes. Contra viento y marea, año con año, los jaliscienses registran más empresas formales (con acta notarial, alta en hacienda, IMSS y todas esas monsergas) que los habitantes del Estado de México, Monterrey o el DF.

 Aquí hay 11 empresas, sin contar los negocios informales, por cada mil personas, mientras que en el DF hay 10 y ni en Nuevo León ni en el Estado de Peña Nieto llegan a seis. Eso significa que aquí hay más necios que en ningún otro lugar: aquí es más difícil y sin embargo, se hace.

El Estadio Chivas es un aliciente y arrasa la corriente de opinión predominante, ésa que dice que en Jalisco no avanza nada. Sí avanza, y no sólo con las grandes moles de concreto y pasto sintético, sino todos los días con empresas que facturan menos de cuatro millones de pesos al año y generan al menos ocho de cada 10 pesos del PIB estatal. Todos los días hay empresarios que, contra todo pronóstico, hacen su micropequeño estadio.