Jueves, 21 de Noviembre 2024
Jalisco | Era 30 de enero de 1979 cuando por primera vez Karol Józef Wojtyła arribó a Jalisco

Jalisco tuvo en dos ocasiones al ahora santo Juan Pablo II

Era 30 de enero de 1979 cuando por primera vez Karol Józef Wojtyła arribó a Jalisco

Por: EL INFORMADOR

Fieles visten una escultura del hoy santo que se encuentra en la Iglesia de San Juan Bautista del barrio de Mexicaltzingo, en Guadalaja  /

Fieles visten una escultura del hoy santo que se encuentra en la Iglesia de San Juan Bautista del barrio de Mexicaltzingo, en Guadalaja /

GUADALAJARA, JALISCO (27/ABR/2014).- El entonces Papa Juan Pablo II observa con una leve sonrisa a una pareja de bailarines que se afanan con los pasos del jarabe tapatío. Esa es la imagen principal de la edición de EL INFORMADOR del miércoles 31 de enero de 1979. La escena fue en el aeropuerto de Miguel Hidalgo en Guadalajara.

Guadalajara recibía al hoy santo, pero eso nadie lo suponía aún. La bienvenida en el aeropuerto estuvo a cargo del cardenal José Salazar López.

Era 30 de enero de 1979 cuando llegó por primera vez Karol Józef Wojtyła, quien había sido investido como el sucesor de San Pedro para la Iglesia católica bajo el nombre de Juan Pablo II.

El editorial de EL INFORMADOR describía el momento como “histórico”: “Todo esto hace que el acontecimiento que hoy se registra en nuestra ciudad, venga a convertirse en el suceso más importante de nuestra historia. Y así como nunca se había congregado en Guadalajara un número tan crecido de gente; así como nunca habíamos visto una manifestación tan sincera, tan tumultuosa de personas que con sacrificios, con penalidades, con limitaciones económicas, han querido sumarse al recibimiento que se ha previsto; así podemos asegurar que pasarán muchos años, siglos quizá, para que vuelva a darse un acontecimiento de la magnitud y el alcance del que vivimos este día”.

El titular principal del diario fue en tono de reclamo social: “Duelen al Papa el desempleo y la injusticia”. Se referían al acto multitudinario que tuvo en el Estadio Jalisco, donde dio un “emotivo” mensaje a los obreros: “Tienen derechos que defender y también deberes que cumplir”.

En un evento que duró alrededor de una hora, el Papa envió un mensaje a los miles de fieles que se reunieron en el lugar: “Me duele la insuficiencia del trabajo; me duele la injusticia; me duelen los conflictos; me duelen las ideologías de odio y violencia que tantas heridas causan en la humanidad”.

Juan Pablo II provocó un verdadero alarido en el estadio cuando platicó que una persona le había comentado que en México 95% de sus habitantes son católicos, y 100% son guadalupanos.

Cuando parecía que terminaba el evento, el Papa subió a un automóvil descubierto y dio la vuelta completa para bendecir a la concurrencia. Después bajó y saludó caminando a la gente.

Desde antes del arribo del hoy santo, el público gritó cuando sobrevoló un helicóptero sobre el coloso, creyendo que se trataba del hombre más esperado y venerado. Aunque eran parte de la comitiva de seguridad que acompañaba al Papa desde Santa Cecilia, su primera parada en la ciudad.

En la nota se describió que desde las ocho de la mañana los asistentes esperaron para ver por primera vez al representante máximo de la Iglesia católica.

Por la noche, tuvo una “triunfal acogida” a manera de despedida en el Seminario Mayor de Guadalajara (ubicado en la colonia Chapalita) en el último de los actos de su primera visita a Jalisco.

Alrededor de cinco mil personas congregadas a puerta cerrada en ese recinto recibieron al Pontífice cerca de las 20:30 horas. “La diferencia de sus anteriores apariciones en la tarde fue que en esas horas el Papa lucía más vigoroso y reposado”, se afirma en la nota publicada por este diario.

El Sumo Pontífice leyó en perfecto español durante 25 minutos un significativo mensaje que le fue constantemente interrumpido por vivas, porras e improvisados estribillos como: “Juan Pablo II, tú eres la luz del mundo”.

El rector del Seminario de Guadalajara, y actual arzobispo emérito, Juan Sandoval Íñiguez le dio la bienvenida e hizo una evocación de la costosa trayectoria del seminario tapatío.

A las 21:45 horas, el líder religioso salió del seminario y subió al automóvil que lo llevó por toda la Calzada Lázaro Cárdenas hacia el aeropuerto, donde los fieles lo despidieron.

Juan Pablo II convivió 12 horas en su primera visita a Jalisco, y sólo tenía previstas ocho. Su avión despegó a las 11:00 de la noche.

“Las voces que aclamaban al Pontífice se confundían y se ligaban en un solo grito en este acto magno que quizá ya no se vuelva a repetir en la historia de Jalisco y de México”, se aseguraba en el diario, sin saber que sería apenas la primera de cinco visitas a este país.

11 años después llega la segunda visita: destino, San Juan de los Lagos


El titular del día miércoles 9 de mayo de 1990 del periódico EL INFORMADOR fue dedicado a los jóvenes que se reunieron con el Papa Juan Pablo II: “Lleváis, como frágil tesoro, la esperanza del futuro”.

En el mes de mayo de ese año, el Papa tuvo una de sus visitas más largas a México. El día 8 de mayo llegó a San Juan de los Lagos desde el aeropuerto de Aguascalientes.

Cerca de las 15:00 horas comenzó el ritual en el fraccionamiento El Rosario, a la orilla del Río San Juan de los Lagos. El papamóvil bordeó la colina en cuya cima se habilitó el templete para la celebración eucarística, retirado a 45 escalones del suelo.

A la hora de la homilía, Juan Pablo II dio pausada lectura a cuatro cuartillas de texto a un estilo coloquial y de predilección por la juventud: “Ha llegado para mí uno de los momentos más esperados de mi viaje a México, el encuentro con vosotros los jóvenes”.

“Abráis horizontes luminosos para la Iglesia de Cristo y para la sociedad actual”, dijo el jerarca a más de 400 mil personas, en su mayoría jóvenes, en el municipio alteño.
“El Señor tiene su confianza en la savia nueva que late en cada joven como promesa floreciente de vida, y deposita en nosotros una exigente responsabilidad”.

El editorial de EL INFORMADOR subrayó: “Este día, por segunda vez en la historia, Jalisco se convierte en centro de atención mundial, cuando el Papa Juan Pablo II visite nuestro suelo, escuche las manifestaciones vehementes de afecto que le brindará el pueblo de Jalisco, con temple más allá de la aridez característica de la meseta alteña, la ebullición calidad, el desbordar entusiasta de millones de almas saludándolo y gozándose de su presencia”.

PARA SABER

Itinerario del Papa en su visita 30 de enero de 1979

> Desde el Distrito Federal arribó al aeropuerto donde fue recibido por una comitiva eclesiástica local y un grupo de ballet folclórico.

> Visita al templo de Santa Cecilia.

> Evento multitudinario en el Estadio Jalisco.

> Previo a acompañar a los seminaristas bajó unos momentos su helicóptero donde ahora está la Plaza 18 de Marzo, frente a la ex penal de Oblatos para saludar, a la distancia, a los presos que ahí pagaban su condena.

>Reunión con seminaristas en la colonia Chapalita.

8 de mayo de 1990

> Desde el aeropuerto de Aguascalientes arribó al municipio de San Juan de los Lagos para oficiar una misa. Al término, inmediatamente regresó al aeropuerto para viajar a la Ciudad de México.

FRASE

"Jamás imaginé que (Juan Pablo II) sería santo. Después de su muerte sí pensé en que él podía ser santo, pero antes no lo pensé. Era mi profesor de filosofía, colaboraba con él, me sentía seguro porque estaba casi protegido por su persona, pero no pensaba que fuese santo".

Stanislaw Grygiel, amigo entrañable de Juan Pablo II

CERCA DE 92% DE LA POBLACIÓN EN EL ESTADO PROFESA LA RELIGIÓN CATÓLICA

Especialistas ven a un Estado fiel

Jalisco es un Estado que ha dado la vida por defender su fe. Muchos fueron los mártires que murieron en nombre de una deidad como la prueba última de su credo. Miles son los fieles que domingo a domingo acuden a misa a rendir homenaje a su dios. Jalisco es un Estado con mayoría de católicos.

Estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) demuestran que cerca de 92% de la población en el Estado profesa la religión católica. La devoción del pueblo jalisciense no es algo que pase desapercibido. Esta fe desmedida es, de acuerdo con el presbítero Juan González González, tesorero ejecutivo de la Conferencia Episcopal Mexicana, uno de los principales factores que colaboraron para crear un vínculo tan fuerte entre los fieles de Jalisco y el Papa Juan Pablo II.

Antes de 1979, siempre se había visto a los Papas como una figura alejada. Respetada y admirada, sí, pero fuera del alcance de un pequeño Estado, en un país al otro lado del mundo del Vaticano, explica el historiador José María Murià. Se habían venerado las figuras de Pío IX y Juan XXIII a la distancia, pero Jalisco jamás había recibido la visita de un Sumo Pontífice hasta que llegó Juan Pablo II. De acuerdo con Murià, la visita de Juan Pablo II el 30 de enero de 1979 a Guadalajara marcó un punto crucial en la relación de los jaliscienses con el líder de la Iglesia católica, pues era la primera vez que recibían a un Pontífice en sus tierras.

“Todos estaban muy impresionados porque la figura del Papa era una figura lejanísima para cualquier mexicano. Y el verlo de carne y hueso en un pueblo católico que le tenía mucha devoción popularizó mucho su imagen”, expresó el historiador.

No obstante, el lazo con el Papa parece proceder de mucho antes de su primera visita a tierras tapatías. De acuerdo con el tesorero ejecutivo de la Conferencia Episcopal Mexicana, la identificación tan poderosa entre jaliscienses y el Papa tiene un cariz histórico. “Juan Pablo era Polaco, venía de un pueblo que había sufrido mucho por problemas militares y se había hecho muy fuerte. Un pueblo que, históricamente, ha defendido su cultura y su fe. En Jalisco existe una historia semejante, por lo que al pueblo le resultó muy fácil identificarse”.

El historiador y presbítero Armando González Escoto también señala a la persecución religiosa como un elemento de vinculación entre los jaliscienses y Juan Pablo II. De acuerdo con el experto, la guerra cristera en México fue un tema con el que muchos polacos estuvieron familiarizados desde la infancia. “El Papa llegó a comentar que sus padres pedían por México durante la persecución del presidente (Plutarco Elías) Calles”.

González Escoto señala, además, que el momento de la primera visita del Papa a Jalisco fue muy acertado para crear esta relación tan poderosa con el pueblo, pues Juan Pablo II llegó a tierras tapatías en el 50 aniversario de la guerra cristera.

Igualmente, el historiador remarca que durante esta visita, el Pontífice acudió a lugares de mucho peso emocional para los jaliscienses. El Santo Padre visitó la Basílica de Zapopan, muy apreciada entre los habitantes de Jalisco y el Seminario Diocesano Mayor, el cual es el segundo más importante del mundo.

Murià afirma también que uno de los distintivos de Juan Pablo II fue su manejo del español. De acuerdo con el historiador, escuchar al Papa hablar en la lengua nativa de los jaliscienses causó un gran impacto entre los fieles. “No era muy fluido en el idioma, se manejaba con frases cortas, pero que causaron mucha emoción”.

Tanto Murià como González Escoto creen que los pobladores de Jalisco recibirán de buen agrado la canonización del ex Pontífice, pues su figura demostró en el pasado tener una gran capacidad de movilización en la población. “Jamás había visto una conmoción tan grande por la visita de un personaje como cuando venía Juan Pablo II. Visitó cinco veces México, pero su presencia jamás dejó de ser un acto espectacular”.

Sin embargo, de acuerdo con González González, el aprecio que se generó entre mexicanos y Papa no fue unilateral. El presbítero afirma que Juan Pablo II se identificó con el país y con ello logró que el pueblo mexicano le profesara tanto cariño. “Era un Papa que se desvivía por México”.

PONTÍFICE DE TRANSICIÓN. BASTÓ UN MILAGRO PARA CANONIZARLO

Juan XXIII, el “Papa bueno” y pacificador que convocó el Concilio Vaticano II


Juan XXIII (1958-1963), elegido para ser un Pontífice de transición, se convirtió en un Papa revolucionario para la Iglesia al convocar el Concilio Vaticano II y en el “Papa bueno” venerado por los fieles.

Hoy se vuelve realidad el sueño de muchos fieles que desde su muerte, el 3 de junio de 1963 pedían su reconocimiento. La Iglesia lo nombra santo, junto al Papa que lo beatificó (Juan Pablo II) el 3 de septiembre de 2000.

Como en el caso de Juan Pablo II, la muerte del Papa Angelo Roncalli fue acompañado de un intenso fervor popular que pedía su proclamación como santo sin pasar por un proceso, pero su causa de canonización se fue quedando atascada en la llamada “fábrica de los santos” hasta la llegada del actual Pontífice, el Papa Francisco.

El 5 de julio de 2013, Francisco decidió aprobar la segunda curación milagrosa por la que subiría a los altares Juan Pablo II, pero también decidió canonizar a Juan XXIII, sin que se estudiase un segundo milagro por su intercesión, como contempla la normativa vaticana.

Marco Roncalli, sobrino de Juan XXIII, biógrafo y autor de varios libros sobre el Pontífice, explicó cómo la decisión de Francisco no se puede considerar un “empujón” a la canonización ya que el mismo prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, indicó que había muchos hechos de gran interés, pero que el Papa argentino decidió sólo “reducir los plazos”.

Explicó que en una de sus conversaciones con el secretario de su tío-abuelo, el actual cardenal Loris Capovilla, éste le confió que para él esta canonización no era más que “la confirmación de todo lo que vio durante todos esos años: una santidad cotidiana y en una total normalidad”.

Juan XXIII fue representante pontificio en Bulgaria, Turquía, Grecia y Francia, antes de ser nombrado patriarca de Venecia y el 28 de octubre de 1958 elegido Papa.

Dos meses después del inicio de su pontificado, Juan XXIII convocó a todos los obispos del mundo a la celebración del Concilio Vaticano II, con el objetivo de promover la adaptación de la Iglesia a los nuevos tiempos y el acercamiento a las restantes religiones cristianas.

Pero para los fieles católicos, el “Papa bueno” fue aquel que se asomó por sorpresa el 11 de octubre de 1962, mientras se celebraba la apertura del Concilio, y pronunció el famoso y poético “discurso de la luna”.

El 3 de junio de 1963, poco después de iniciarse el Concilio, Juan XXIII moría tras una larga enfermedad, sin conocer los resultados de la asamblea que marcó el camino de la nueva Iglesia católica.

Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, y autor de varios libros sobre la historia de los Papas, resumió el camino a la santidad de Juan XXIII: “No necesitó un segundo milagro porque su milagro fue el Concilio Vaticano II”.

Juan XXIII y el Papa Francisco se asemejan por sus acciones,  pues tras su elección como Pontífice, el hoy santo modernizó la vida en la corte vaticana y facilitó el contacto del Papa con la realidad cotidiana.         

EFE

FRASE

"Juan XXIII fue en mi opinión el mejor Papa para el pueblo judío en toda la historia. Me alegra muchísimo que lo declaren santo, aunque la beatificación a mí como judío no me toca (afecta)".

Baruch Tenembaum, creador de la Fundación Wallenberg.

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