Inician los festejos pasados por agua

GUADALAJARA, JALISCO.- La lluvia que cayó ayer por la mañana sobre el primer cuadro de la ciudad no impidió que el Poder Ejecutivo estatal rindiera honores a la Bandera, pero sí que el Lábaro Patrio fuera izado sobre el asta enclavada en medio de la Plaza de la Liberación,  a un costado de la estatua del cura Hidalgo, cuyo rostro estaba bañado, por lo que, incluso, el excremento de paloma que comúnmente embadurna su cabeza, había sido borrado con el agua.

Sin embargo, la ceremonia fue puntual. A las 9:00 horas el secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez; el secretario de Educación, Miguel Ángel Martínez Espinosa; el presidente de la Mesa Directiva del Poder Legislativo en la Entidad, el representante del Supremo Tribunal de Justicia, el presidente municipal de Guadalajara, Alfonso Petersen Farah, y Enrique Cánovas Buenrostro, comandante de la V Región Militar, acudieron para rendir honores a la Bandera durante cinco minutos.

Tras concluir con el acto solemne, los funcionarios salieron corriendo de la plancha de la plaza para ingresar al edificio de Palacio de Gobierno y resguardarse de la lluvia, mientras los elementos de la V Región Militar concluían con la celebración.

Independencia y Revolución no han hecho total justicia: especialistas

Lejos de que la Independencia, iniciada el 15 de Septiembre, y la Revolución Mexicana puedan celebrarse por su propósito histórico, México vive un momento en el que las reformas logradas con ambas gestas, como la anulación de impuestos, la separación entre clero y Estado, los derechos de los trabajadores establecidos en la Ley Federal de Empleo o, incluso, la Reforma Agraria, se debilitan a medida que avanza la fecha del Bicentenario de la Independencias y Centenario de la Revolución.

En el marco del 15 de Septiembre, en que se celebra la escisión con el virreinato español,  en el terreno económico más de 80% del comercio exterior está supeditado a los Estados Unidos, sin referir el sometimiento al dólar e, internamente, la intención manifiesta de crear más impuestos,  por lo que para especialistas en movimientos de izquierda en América Latina, México y Jalisco, la Independencia y la Revolución, no le han hecho justicia al grueso de la población.

Humberto Puentes, investigador de la Universidad de Morelia, considera que más allá del folclor y la seducción que la gente tiene por el Grito, debe repensarse lo que la población entiende por Independencia y Revolución, sobre todo en un momento en el que el marco constitucional que sostuvo durante el siglo pasado al llamado estado de bienestar mexicano, ha sido dilapidado; poniendo como ejemplo, los artículos 3, 27 y 123 de la Constitución.

En materia educativa, hay una intención manifiesta de que las universidades públicas apliquen cuotas a sus estudiantes, mientras que el territorio no es de uso común; de facto, las industrias hoteleras han segmentado las costas del país, impidiendo el libre tránsito a los propios nativos; mientras que en materia laboral, la Ley Federal de Empleo es uno de los documentos más violentados por los corporativos de contratación.

Para Guadalupe Moreno Castillo, directora de la División de Estudios Políticos y Sociales de la Universidad de Guadalajara (UdeG), esto es una  muestra de que los festejos por las dos conmemoraciones mexicanas están cada vez más desfasados de la intención inicial que se tuvo en torno a la lucha que emprendieron las bases populares del país por un entorno más justo.
 
Los académicos señalaron que la Reforma Agraria fue una de las bases del movimiento revolucionario gestado a partir de 1910, y la anulación de ésta secretaría de Estado, propuesta por el Presidente del país, Felipe Calderón Hinojosa, “es un retroceso que implica a sumir que toda la tierra de la nación ha sido repartida de manera justa para la fuerza productiva, cuando esto no es así”.

En lo que respecta al sentido histórico que la gente tiene  de ambas fechas, María Gracia Castillo, investigadora del Centro de Estudios en Educación de la UdeG, consideró que en la población hay una confusión manifiesta sobre fechas y episodios, y no tiene una visión aproximada de qué representan ambas gestas para la idea del mexicano. Expuso que las universidades y poderes públicos deben hacer un esfuerzo por replantear ambas fechas y aproximarlas al imaginario regional.