Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Informes

Los informes siempre fueron el equivalente al cumpleaños del Presidente de la República, el gobernador en turno o el alcalde del pueblo

Por: EL INFORMADOR

Estamos en temporada de informes municipales, quizá el más inútil y fatuo de los eventos cívicos del año. Las preguntas son obvias: ¿de qué nos sirve a los ciudadanos el informe de nuestro alcalde en turno, sea de Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco, Tlaquepaque o Tonalá? ¿En qué cambió o puede cambiar nuestra vida cotidiana tras el informe? ¿Qué de lo que de dijo o se dirá esta semana aporta realmente para evaluar la situación de municipio?

Los informes siempre fueron el equivalente al cumpleaños del Presidente de la República, el gobernador en turno o el alcalde del pueblo. Si bien en términos republicanos el informe es el día en que el Ejecutivo rinde cuentas ante la representación popular, el Legislativo, en la práctica, era el día del presidente o del ejecutivo, en el cual además de decirnos todo lo bello que era su Gobierno, el pueblo desfilaba al besamanos.

Con el tiempo, el día del Presidente se desgastó y terminó siendo el día de péguenle al mono. Los informes presidenciales entraron en una espiral de desgaste donde la nota ya no era lo que había dicho el presidente, sino la ocurrencia del diputado más chistoso. Los legisladores se preparaban como nunca para gritar un chiste, sacar una manta, o interpelar con furia para ganarse las ocho columnas del día siguiente. El desgaste llegó a tal grado que Fox decidió suspender la ceremonia del informe.

Pero entre los gobernadores y los presidentes municipales (sobre todo aquellos en edad de merecer) el informe tiene otra lógica. Una reforma legal reciente prohibió (con toda lógica) que los presidentes municipales y el gobernador en turno aparecieran en la publicidad gubernamental, salvo en los días previos y posteriores a la fecha del informe.  El resultado es que hoy día, para los alcaldes y el gobernador la importancia del informe no es lo que tengan que decirle a los gobernados, sino la posibilidad de hacer una campaña de publicidad donde aparezca su rostro y suban sus bonos y reconocimiento popular.

La campaña no está dirigida a los gobernados, la de Tlajomulco a Tlajomulco, la de Zapopan a Zapopan, etcétera, sino urbi et orbi, a la ciudad y al mundo (si les alcanzara la lana para anunciarse en el New York Times, lo harían).

¿De qué nos enteramos los ciudadanos con las millonarias campañas que hacen los alcaldes, y qué hará el gobernador en febrero? Nada. Nos dan una serie de cifras huecas y fuera de contexto que no están pensadas para que los ciudadanos tengamos elementos de análisis del trabajo de los alcaldes, sino para que creamos que tenemos al mejor alcalde del mundo.

Si atendiéramos sólo a las campañas, uno concluiría que el problema de esta ciudad no son sus gobernantes, sino la bola de ciudadanos tercos que no quieren darse cuenta de lo bien que vamos.

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