Inconcebible, que Guadalajara prescinda de calandrias: Juan Palomar

GUADALAJARA, JALISCO (24/MAY/2013).- Guadalajara no puede prescindir de las calandrias, pues este medio turístico de transporte en carruajes ha sido y continúa siendo una parte "integral" de la Perla Tapatía. Desde la óptica del arquitecto Juan Palomar Verea, la única "alteración" que han sufrido es estética, aunque grave.
 
"Es necesario regresarles su imagen genuina a las calandrias; se han sufrido alteraciones muy graves debido a la fantasía de cada uno de los 'calandrieros', en donde le ponen corazones y estoperoles. Es regresar a la imagen tradicional de la era de las calandrias, con los colores azul y amarillo, que son los de Jalisco y la ciudad, y de alguna manera tener un aspecto más decoroso".
 
La lógica del experto se basa en la antigüedad de este medio de transporte. Simplemente tienen más tiempo los caballos en Guadalajara que los automóviles, y es por eso que los segundos deben respetar a los equinos, no sólo por una actitud positiva de tolerancia en su circular diario por el primer cuadro de la ciudad, sino por una muestra de "civismo".
 
"Son una parte integral de Guadalajara; creo que no es concebible una Guadalajara que prescinda de un medio de transporte tan entrañable, agradable, pintoresco y tradicional como las calandrias".
 
Respecto a los cuadrúpedos, expone que éstos deben ser tratados adecuadamente y no sufrir a manos de sus dueños. Esto es: que reciban un buen trato, baños constantes, que beban constantemente agua y que la atención médica no les falte. "Que sean caballos bien tratados y bien alimentados".
 
Sobre la apertura de la Unión de Conductores de Carruajes de Alquiler, para que cada calandria cuente con una placa y eventualmente pague impuestos por circulación, Palomar Verea opina que es una buena medida para regular el servicio, y éste sea tomado como un vehículo más.
 
"El centro histórico es de las calandrias, igual que los coches o incluso más. Entonces, si los coches se quejan de las calandrias, que se aguanten: llegaron primero las calandrias", concluye.
 
 EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA