Hacia una “ciudad fallida”

En la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), todos los días más de 212 mil personas se mueven en bicicleta. Sus traslados al trabajo, a las compras, a la escuela, a sus lugares de diversión, los hacen a través de ese medio de transporte no motorizado, como se le conoce hoy en día. Esa cantidad supera el número de viajes que realizan cotidianamente las dos líneas del Tren Ligero, tal vez el medio masivo de transporte más eficaz y seguro que tengamos en la urbe.

No obstante que la cifra por sí misma es representativa de la importancia que tiene la bici en la vida cotidiana y su impacto en el ámbito socioeconómico de la metrópoli, sigue siendo poco, muy poco, lo que las autoridades estatales y municipales están haciendo para resguardar y fomentar el uso del velocípedo como medio de transporte digno, seguro y con infraestructura propia para sus características, dentro de la jungla que ha entronizado al auto particular como el rey del asfalto.

El presidente de la agrupación Guadalajara 2020, José Palacios Jiménez, me envía un escueto mensaje por correo electrónico en el que es contundente. “Nuestras autoridades le siguen apostando al vehículo: de los cinco mil 700 millones de pesos (MDP) que se aprobaron para el Fondo Metropolitano, 76%, o sea cuatro mil 359 MDP, es para invertir en confort para el vehículo; esto es durante los próximos tres años”.

Detalla: En 2010 se ejercerán mil 540 MDP, de los cuales 78% es para confort del vehículo, o sea para 24% de la población que se transporta en autos particulares. Esto, dice Palacios, es un simple uso de multimillonarios recursos, “porque no es una inversión”. Este año, mil 203 MDP para obras de infraestructura vial y “cero presupuesto para transporte público”.

Estas cifras son escalofriantes. Porque hoy en día la ZMG es la urbe que concentra el mayor número de vehículos particulares per cápita en América Latina. Nos hemos llenado de autos y nos hemos condenado a vivir en un círculo perverso: a más coches, más obras para su servicio y menos atención para peatones y ciclistas. No hay nada más distante de una ciudad sustentable; es, por usar una expresión hoy en boga, una “ciudad fallida”.

Desde luego que el discurso y el protocolo mandan otra cosa. Apenas el sábado 24, representantes de ciudades de España, Chile, Argentina, Brasil y México, concluyeron el XI Congreso Internacional de Ciudades Educadoras que se celebró aquí en Guadalajara, y en él se destacó la importancia de la generación de ciclovías y la integración en el desarrollo urbano de más espacios públicos.

Ahí se dijo que “el deporte es un vehículo y promotor de valores como la paz, la tolerancia, la autoestima, la superación, el respeto, el trabajo en equipo, el esfuerzo, la colaboración, la participación y el conocimiento del otro” (EL INFORMADOR, 25 abril 2010).

Pero resulta que la exposición sobre proyectos promovidos por organismos civiles (como la Vía RecreActiva, los paseos ciclistas y la dignificación del peatón en la ciudad) fue interrumpida “por falta de tiempo”. Tomás López Miranda lo resumió en dos palabras: “Gravemente incongruente”.