Hacen fila para acercarse a figuras de los Santos Reyes

TLAJOMULCO DE ZÚÑIGA, JALISCO (07/ENE/2013).- La fila avanza lento, pero no hay pesar para la paciencia a sabiendas de que está por llegar el turno para estar cerca de los Santos Reyes.

Desde temprana hora, las puertas de la Basílica están abiertas para cualquiera que guste visitar el recinto que alberga a Melchor, Gaspar y Baltazar. La tradición marca que hay que acercarse a las figuras de los Reyes, las mismas que recorren las calles del pueblo en los hombros de devotos que peregrinan con acompañamientos de música popular y danzas prehispánicas.

Con las figuras enfrente, los visitantes frotan sus pertenencias en las capas de destellos dorados: una cartera, una chamarra, al hijo pequeño. Ya si ellos quieren ser tocados por la prenda real, deben dirigirse a otra línea, que también paso a paso llega a unas capas más grandes que los cobijan desde la cabeza a través del abrazo de unos hombres parados en una silla. Si se tienen ganas de tocar las simbólicas ropas de los Reyes, hay que dejarse envolver por los voluntarios.

"Que nos protejan con su santo manto", explica Lourdes Torres, una de las personas que esperaron a acercarse a la capa. Ella explica que a su fe, es una bendición el contacto con los Santos Reyes, y desde hace más de 10 años asiste a agradecer los favores brindados por las divinidades, además de bendecir algunos objetos y ella y su familia recibir la bendición.

La procesión adentro de la parroquia es discreta, las personas con rostro de devoción se acercan cuando la fila lo permite y con el objetivo claro, soban con las capas sus propiedades. La seriedad de sus rostros contrasta con la música tocada adentro del recinto, por turno: bandas, mariachi, norteño.

Los sonidos de adentro le hacen eco a los de afuera, donde también suenan canciones populares, pero coreadas, reídas y aplaudidas por quienes desde temprano empiezan la celebración. Entre ellos hay un grupo de hombres todos con sombrero color claro, listos para comenzar los festejos, algunos ya con cerveza en mano.  Para ingresar al templo se quitan su sombrero y dejan sus latas afuera. Entran en el ritual de sentirse tocados por el manto  y salen a su festejo, que piensan aprovechar lo más posible, pues seis horas desde Jocotepec en caballo para ver a los Santos Reyes no son cualquier cosa.

EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA