Guerra sucia, reforma electoral y anulistas marcan la elección

GUADALAJARA, JALISCO.- Este domingo, los jaliscienses tendrán la oportunidad de participar en una nueva jornada electoral, en la que se elegirán los presidentes municipales de 125 municipios del Estado con sus respectivas planillas de regidores, además de 39 diputados que integrarán la próxima Legislatura –a la que se le eliminará un integrante como resultado de la reforma electoral estatal–, e igualmente, los 19 diputados federales de mayoría, junto con los legisladores federales de la primera circunscripción plurinominal, conforme se integraron las listas de estos candidatos por parte de los diferentes partidos políticos.

A partir de las 8:00 horas comenzará la instalación de ocho mil 850 casillas receptoras de voto, repartidas en toda la geografía jalisciense. Una novedad de carácter técnico es que el municipio de Tuxcueca marcará la vanguardia a nivel nacional, pues la elección en este lugar se efectuará con urnas electrónicas; los habitantes de este pequeño municipio no tendrán las tradicionales boletas ni marcarán en papel a su candidato elegido. Sencillamente pulsarán un botón para emitir su voto o la anulación de éste.

A propósito de esta última opción, los habitantes del Estado ven llegar una nueva cita con las urnas en el marco de un sorpresivo movimiento que, impulsado principalmente por organismos ciudadanos, promovió la anulación del voto como una expresión de hartazgo y castigo a todos los partidos políticos y candidatos, con el argumento general de que sin excepción, los políticos carecen de aptitudes para satisfacer las demandas del ciudadano. Aunque se hizo un esfuerzo institucional en los últimos días –al que se sumaron universidades, organismos empresariales e incluso iglesias– para contrarrestar la fuerza de los anulistas, persiste la expectativa de que el rubro “votos nulos” alcanzará una cifra histórica en esta elección. La referencia inmediata es, necesariamente, la votación anulada en la más reciente elección intermedia efectuada en Jalisco, en 2003, cuando llegaron a las urnas 55 mil 090 votos nulos, en una votación total de dos millones 319 mil 028 sufragios.

Los movimientos anulistas del Estado contrastaron con una corriente nacional que se denominó con el término de “voto blanco” a la tendencia, casi idéntica, de promover la presencia del ciudadano en las urnas para no votar por ninguno de los candidatos.

Precampañas, campañas grises y guerra sucia

Otros rasgos que marcan esta nueva jornada electoral, los aportaron cerca de dos meses de campañas políticas que, a decir de la mayoría, se caracterizaron por una interminable guerra sucia y por la falta de penetración de las propuestas de los diferentes candidatos.

Indudablemente, quienes aspiran a una alcaldía son quienes alcanzaron mayor nivel de conocimiento entre la población. Sin embargo, entre los numerosos candidatos a diputados, en definitiva el ex gobernador Francisco Ramírez Acuña, quien contiende por la diputación federal del Distrito 10, es quien obtuvo la mayor atención, pues a su condición de ex mandatario se suma su experiencia en el Gobierno federal del Presidente Felipe Calderón y su posición como uno de los líderes más visibles en el Partido Acción Nacional ( PAN) en Jalisco.
Novedosas, aunque escasamente trascendentes, fueron también las precampañas, las primeras en la historia nacional que se efectuaron bajo un marco legal, pues fueron legisladas en la reforma electoral constitucional y también en la reforma estatal.

Como una referencia quedarán las competencias internas de los precandidatos de Acción Nacional. Los casos que más llamaron la atención los ofrecieron Zapopan y Guadalajara. En el primer municipio, el diputado federal y ex dirigente empresarial, Raúl Alejandro Padilla Orozco, fue derrotado en una contienda interna que a final de cuentas y contra muchos pronósticos, fue ganada por otro empresario, Guillermo Martínez Mora, en su segundo intento por ser candidato.

En el caso de Guadalajara, el actual diputado –afirma que con licencia– Jorge Salinas Osornio, se perfilaba a una elección de “precandidato único”, hasta que el ex alcalde tapatío Fernando Garza Martínez decidió entrar en la competencia, pero con pocos días de anticipación; incluso, había sido un contendiente no formal en la carrera interna por la candidatura en Zapopan. El capítulo se cerró con una inesperada renuncia de Fernando Garza a su añeja militancia panista y un serio “coqueteo” por obtener la candidatura, en calidad de “ciudadano”, en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Aunque contó con el apoyo del presidente nacional perredista, Jesús Ortega Martínez, al final el episodio quedó como una muestra más de los traspiés del PRD en Jalisco.

Mientras esto ocurría en Acción Nacional, el resto de los partidos políticos –la mayoría con muy modestas posibilidades en el escenario local– llevaron adelante sus procesos de selección de candidatos, con la más total discreción.

Pero el Partido Revolucionario Institucional (PRI), definitivamente uno de los dos más importantes institutos políticos en el Estado, entró en un complejo escenario interno que condujo a la renuncia de su presidente, Javier Guízar Macías, después que éste validó el registro sorpresivo de las planillas de candidatos a regidores, en una acción política que mereció la reprobación de la mayoría de los liderazgos internos priistas.

El episodio sacó a la luz la añeja división entre diferentes corrientes internas del Revolucionario Institucional, pero fue claro cómo Raymundo Gómez Flores y Alfredo Barba Hernández, el “Güero”, encabezaron y respaldaron –con recursos económicos y humanos– la “revuelta” contra Javier Guízar. Este último, finalmente, acudió ante la presidenta nacional del partido, Beatriz Paredes Rangel, y presentó su renuncia definitiva.

Esto marcó la vuelta –poco significativa hasta este momento– del ex presidente estatal del partido, Rafael González Pimienta, quien ahora ocupa la presidencia del PRI Jalisco en calidad de “delegado especial”. Es interesante considerar que fue precisamente este mismo actor, quien era dirigente del partido cuando éste perdió la gubernatura del Estado en la histórica elección en que Eugenio Ruiz Orozco perdió ante Alberto Cárdenas Jiménez; y particularmente interesante se torna su presencia, al considerar que la mayoría de las previsiones apuntan a un escenario sin favoritos en las elecciones por las alcaldías de la zona metropolitana, que podrían resultar en una derrota generalizada de los candidatos de Acción Nacional.

Escándalo en el Instituto Electoral

En cuanto a la autoridad que organiza la elección, el nuevo Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco ( IEPC) asume esta tarea después de la reforma electoral que resultó no sólo en el cambio de nombre (antes era Instituto Electoral del Estado de Jalisco), sino en una escandalosa y accidentada integración de consejeros, pues los diputados estatales –casi todos ellos candidatos a algún cargo– pretendieron cambiarlos a todos, aunque sólo dejaron sus cargos el anterior presidente, José Luis Castellanos, y la consejera Rosa del Carmen Álvarez, pero mediante el pago de millonarias y oscuras indemnizaciones, acordadas entre los dirigentes estatales del PRI y PAN, y los diputados que tienen la dirección fáctica del Poder Legislativo.

El nuevo presidente del órgano electoral, David Gómez Álvarez Pérez, ha hecho un esfuerzo por recomponer la desgastada imagen del Instituto Electoral. Su más sólido argumento, fue la aplicación de sanciones económicas a candidatos y partidos políticos, principalmente PAN y PRI. Las multas, que todavía serán apeladas por los afectados en el Tribunal Electoral estatal, alcanzan un total de ocho millones 393 mil pesos y son resultado de irregularidades en las precampañas y las campañas.

Finalmente, es imprescindible considerar la guerra sucia que marcó las campañas políticas. Ésta se desarrolló en mayor medida en la competencia por la alcaldía de Guadalajara y sus protagonistas fueron el presidente del PAN Jalisco, Eduardo Rosales Castellanos; el coordinador de las campañas panistas, Abraham González Uyeda, y el mismo candidato a alcalde, Jorge Salinas Osornio, quienes en diferentes momentos se esforzaron en señalar las presuntas y nunca comprobadas relaciones del candidato del PRI a la alcaldía tapatía, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, con el narcotráfico.

Por parte del PRI, el presidente del Comité Municipal en Guadalajara, Eduardo Almaguer Ramírez, y el vocero del Comité Estatal, Alberto Mora Martín del Campo, salieron también a dar la batalla en los medios de comunicación y lanzaron acusaciones en diferentes momentos.

Hasta el último momento prevalecieron estos señalamientos encontrados, pues a pesar de que las campañas terminaron el miércoles pasado, todavía Alberto Mora denunció públicamente ataques contra Miguel Castro Reynoso, el candidato a la alcaldía de Tlaquepaque, mientras los panistas de este municipio aseguraron ayer que el Revolucionario Institucional había organizado a grupos de personas de la tercera edad para que difundieran calumnias contra el candidato del PAN, Yahnjo Razón Viramontes.



Última elección intermedia en 2003

PAN: 902 mil 175 votos.
PRI: 937 mil 569 votos.
PRD: 163 mil 675 votos.
Votos nulos: 55 mil 090.
Votos emitidos: Dos millones 319 mil 028.
Fuente: IEPC.

La elección en números

Se repartieron 10 millones 46 mil 408 boletas para votar.
Se instalarán ocho mil 850 casillas.
Los ciudadanos contarán con 17 mil 700 urnas.
Habrá 61 mil 950 funcionarios de mesas directivas de casilla.
Serán mil 160 representantes de partidos políticos distritales y municipales.
Habrá 212 mil 400 representantes de partidos políticos ante mesas directivas de casilla.
Trabajarán 140 consejeros electorales distritales.
Además, son 631 consejeros electorales municipales.
Fuente: IEPC.