Jueves, 28 de Noviembre 2024
Jalisco | En tres patadas por Diego Petersen Farah

Generosa y caprichosa

La veleidosa Chapala ha dado muestras de que, por decirlo suavemente, necesita periodos de descanso

Por: EL INFORMADOR

Grande, indómita, baja, apacible, encantadora, traicionera, generosa y caprichosa. Todo eso es Chapala, pero sobre todo, y para efectos de Guadalajara, las dos últimas. La generosidad de Chapala para con la Zona Metropolitana de Guadalajara es inigualable: nadie le ha dado, ni le da a esta ciudad, lo que aporta el lago: clima, agua y durante muchos años, energía. Pero también es caprichosa. Cuando decide irse se va y así por muchos años, Chapala dejó a Guadalajara sin luz y a punto estuvo, hace poco, de dejarla sin agua. Desde hace casi 100 años Guadalajara ha vivido del agua de Chapala. Lo que aportan nuestros mantos friáticos y nuestros veneros ya dejó de ser suficiente hace muchos años. Pero la veleidosa Chapala ha dado muestras de que, por decirlo suavemente, necesita periodos de descanso.

Por eso, desde los años cincuenta, cuando la gran sequía del lago, los técnicos hidráulicos de Guadalajara, encabezados por don Elías González Chávez, plantearon la necesidad de buscar fuentes alternativas de agua para la ciudad y se acordó desde entonces hacer un presa en el Río Verde. De entonces para acá la presa ha cambiado cuatro veces de lugar y de nombre, pero en 50 años no hemos sido capaces de poner una piedra para aprovecharla y dotar a Guadalajara de una fuente alternativa de agua.

La politización de los temas del agua, aunados a una ineficiencia gubernamental casi sistémica, nos ha orillado a que hoy la solución que se está planteando para Guadalajara sea construir otro acueducto para sacar más agua de Chapala. En época de bonanza no habría ningún problema para que Chapala aportara hasta 50% más de lo que ahora se le extrae. De hecho, Guadalajara no saca de Chapala el caudal que tiene asignado, que son hasta 11 metros cúbicos por segundo. Cuando más agua se ha sacado de Chapala han sido nueve metros cúbicos por segundo y esto representa, dependiendo del nivel del lago, entre 15 y 20 centímetros de profundidad. Esto es, el lago no se seca por lo que le saca Guadalajara, sino fundamentalmente por evaporación y por la falta de aporte del Lerma, cuya cuenca está sobreexplotada. En una año equilibrado en que el lago sube en el temporal 20 centímetros más de lo que baja en el estiaje, el aporte a Guadalajara no se siente. Pero en las épocas de vacas flacas, que sabemos que son cíclicas y que lo único seguro es que volverán, el agua que el lago aporta para Guadalajara, acumulada a lo largo de cinco años, representa un metro de su cota, lo que compromete seriamente su equilibrio y su existencia.

Guadalajara, pues, requiere una fuente alternativa de dotación de agua, no tiene remedio. No es construyendo otro acueducto para extraer más agua al lago como se soluciona el problema. Chapala es como es, generosa y caprichosa. Lo que necesitamos es una clase política más generosa y menos caprichosa.

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