Domingo, 24 de Noviembre 2024
Jalisco | PERGEÑO POR VÍCTOR E. WARIO ROMO

¡Feliz tele-Grito!

Mucho jolgorio, pero no demasiado alejado de los espectáculos que suele hacer el ''showbisnes'' para la televisión comercial de cuando en cuando

Por: EL INFORMADOR

Víctor E. Wario Romo.  /

Víctor E. Wario Romo. /

Doña Rosa se apuraba con la preparación de los sopes para la cena del 15 de septiembre. Atareada en la confección de los de papa, requesón, rajas y frijoles, no dejaba de echarle un ojo a la tele. Los narradores del festejo en el Zócalo de la Ciudad de México por el Bicentenario de la Independencia, no soltaban el adjetivo de la boca: “Fastuoso”.

Ahí los carros alegóricos, allá los conciertos para todos los gustos, enfrente la desbordada pirotecnia, suspendidos en redes invisibles los acróbatas que formaban la palabra México, untadas en los muros de los históricos edificios del centro capitalino las imágenes de los “héroes que nos dieron patria”, y en el corazón de la plancha de la Plaza de la Constitución, un yaciente coloso que parsimoniosamente se irguió por encima de las miradas de miles.

Mucho jolgorio, pero no demasiado alejado de los espectáculos que suele hacer el “showbisnes” para la televisión comercial de cuando en cuando. “Yo mejor me hubiera gastado ese dineral en otras cosas”, prescribió doña Rosa y provocó el asentimiento general de los comensales.

A la medianoche del 15, cuando parecía que la fiesta era prueba superada, según lo corroboraban los escuetos informes oficiales de “saldo blanco” prácticamente en todo el país, corrió por las pantallas televisivas la sensación de que esa especie de “secuestro” del festejo bicentenario por parte de las fuerzas del orden había resultado un exceso. “Más vale que sobre…” habrán pensado los estrategas de la seguridad en el entorno presidencial, probablemente sólo por precaución o alertados por algún amago de violencia.

La página de internet de EL INFORMADOR amaneció el jueves 16 con la votación de sus lectores acerca de la pregunta de cómo se sienten por lo que se ha vivido en estas conmemoraciones del Bicentenario. Sin valor estadístico, pero con rasgos que ilustran mucho de lo que se palpa en el barrio, en el trabajo, en la familia, las respuestas (más de tres mil 300 a esa hora) eran interesantes: 31.5% se dijeron orgullosos, superados por 35% con sentimiento de indiferencia, y seguidos por 25.9% que están francamente apenados. ¡Ah!, y un modesto pero igualmente respetable 7.6% que, pese a todo, se sienten felices.

El lugar común diría “sentimientos encontrados”, y seguramente no se aparta de la realidad afirmar que muchos mexicanos no tienen nada qué festejar. Si los gobernantes tenían como objetivo central pasar el Día del Grito sin grandes sobresaltos, dirán que los miles de millones de pesos gastados en la parafernalia valieron la pena. Claro, con la ayudadita de la tele.

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