Jueves, 10 de Octubre 2024
Jalisco | La historia de un proyecto se vuelve un dolor de cabeza para vecinos

Familias piden precio justo por terrenos en CUTonalá

Una de las hijas de los detenidos cuenta la historia del altercado del pasado miércoles

Por: EL INFORMADOR

Antonio Mateos Nuño, entregó un terreno a la UdeG, aunque los terrenos no eran del municipio, sino del ejido de San José de Tateposco.  /

Antonio Mateos Nuño, entregó un terreno a la UdeG, aunque los terrenos no eran del municipio, sino del ejido de San José de Tateposco. /

TONALÁ, JALISCO (23/MARZO/2013).-No eran ni las 12 del día del pasado miércoles y María ya estaba llorando de la desesperación y la impotencia. Del dolor y el coraje de no tener más edad para defender a quien tanto quería. Su padre estaba siendo golpeado y arrestado por proteger unos terrenos que antes eran de un ejido, el de San José de Tateposco. Y hoy, dice el Ayuntamiento, son municipales. Y que el cabildo ha decidido dárselos en comodato a la Universidad de Guadalajara para que construyan el Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá). Para que aquí haya progreso y ciencia.
 
La historia de cómo un proyecto que podría ser tan bondadoso como un Centro Universitario, se volvió un dolor de cabeza para vecinos, alcaldes y funcionarios.
 
La entrega
 
En la primavera del 2011, el entonces alcalde de Tonalá, el artesano Antonio Mateos Nuño, entregó a comodato un terreno a la Universidad de Guadalajara (UdeG) para que se construyera un Centro Universitario.  El problema fue que los terrenos no eran propiamente del municipio, sino que pertenecían al ejido de San José de Tateposco.  Y la compra de los mismos aún no se efectuaba.
 
Dicen los integrantes del ejido, dos años después de esto, que "las autoridades no hablaron con todos los vecinos, nomás con quienes tenían una que otra parcelita. Los que tienen pedazos grandes de terreno no se quieren ir, porque viven de lo que siembran", cuenta Gabriel Diego Almadez, quien ve desde lo lejos cómo este sábado el rector Marco Antonio Cortes Guardado coloca la primera piedra de un Centro Universitario que estuvo a punto de no construirse.
 
Hace apenas 18 días, el 5 de marzo, la UdeG envió un comunicado donde advertía que CUTonalá se mantenía como prioridad para el ejercicio financiero de este año. Sin embargo, "luego de que las Reglas de Operación de dicho Fondo no permitieran el cambio de meta, la Universidad de Guadalajara corre el riesgo de no recibir el apoyo federal este año para la construcción de CUTonalá, debido a la tardanza en la entrega del terreno donado por el H. Ayuntamiento de Tonalá".
 
Y entonces vinieron las prisas y las conjeturas: el 19 de marzo la UdeG volvió a recibir otro terreno de grandes dimensiones para la construcción de un centro universitario, esta vez en Zapotlanejo. A escasos kilómetros de Tonalá. Y hubo quienes pensaban que la máxima casa de estudios lo que quería era asegurar un espacio donde crecer. Y Tonalá se dio prisa en destrabar el proceso, en obtener el terreno como pudiera; lo hizo con la fuerza pública.
 
Los golpes
 
No eran ni las 12 del día del pasado miércoles y María ya estaba llorando. Su padre fue a detener las máquinas que ya estaban comenzando los trabajos de la construcción del CUTonalá. Dice María que su padre estaba enojado, pero que no es un revoltoso ni mucho menos un "rijoso" como lo calificó el alcalde de Tonalá, Jorge Arana Arana.

Que lo que su papá hizo fue pedirles que se esperaran a que se arreglara la situación hasta escuchar una buena oferta para poder salir. "Mi papá tenía derecho a defender su terreno. Y se lo llevaron. Ya hasta quería vender, pero a un precio justo".
 
Y así están por lo menos 10 familias que viven actualmente en el polígono que comprende el nuevo Centro Universitario. María vive de ayudarle a su padre en la siembra, mientras sus hermanos hacen ladrillos que venden a 150 pesos la centena.
 
María no tiene más de 15 años y ahora cuida ese pedazo de tierra que le ha dejado su madre encargada, ya que sus padres no están en casa. Su papá fue trasladado a la penal de Puente Grande, su madre busca abogados baratos que le hagan justicia mientras María cuida a su hermana pequeña, a dos perros y seis gallinas que deambulan por ahí; mientras a lo lejos se escucha el murmullo y la fiesta de la primera piedra del Centro Universitario.
 
María dice que las tierras aquí son fértiles, porque están entre dos presas. Uno se asoma al camino que hoy está flanqueado por policías municipales, y advierte que el valor real de las tierras se puede multiplicar tan sólo tener vaso lacustre tan cerca.
 
En ese momento, Gabriel Diego Almadez, saca el recuerdo para decir que esto de los "despojos" es cotidiano: "Yo vivo allá enfrente, en la Guadalupana. Y allá también te quitan tus terrenos. Aunque yo tenga los papeles de la reforma agraria, si el Ayuntamiento llega, te quitan. Para ellos es bien normal. Estar al lado de una presa, es un martirio. Todos te quieren robar tus tierras".

EL INFORMADOR / OMAR GARCÍA.

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