Epílogo de una batalla por la educación

Son las 14:00 horas y el portal de acceso a Casa Jalisco luce abarrotado por la prensa. Todos han recibido la invitación a presenciar una reunión en la que, presumiblemente, se confirmará la tregua acordada entre el Gobierno del Estado y la Universidad de Guadalajara (UdeG), luego de la “batalla” que permaneció activa por casi un año.

El rector general de la máxima casa de estudios de Jalisco, Marco Antonio Cortés Guardado, confesó el día previo que el panorama en este aspecto lucía alentador, por lo que el reporte de las máximas autoridades en la Entidad es mera formalidad.

Únicamente resta esperar a que hagan su aparición y, de forma oficial, den fin a un altercado reflejado en un sinnúmero de movilizaciones estudiantiles a las afueras de Casa Jalisco.

Con la paciencia como aliada, el séquito de representantes de prensa prepara cámaras y grabadoras con antelación, para atender cualquier acción de los señores que, en breve, llenarán los espacios del entarimado.

Cuando las autoridades educativas y gubernamentales hacen su aparición, un destello de luz los ataca incesantemente. Luces y flashes, y caras sonrientes también; el acuerdo de paz viene acompañado de felicidad.

Un breve monólogo infestado de agradecimientos, concedido por representantes de las secretarías de Gobernación y Educación federales, precede al discurso oficial en que un sereno rector de la UdeG celebra el millonario acuerdo de 420 millones de pesos y el “respeto a la libertad de manifestación” mostrado por el Gobierno de Jalisco, al permitir y no agredir ninguna de las protestas efectuadas por la comunidad universitaria.

Tal gesto es reconocido con asentimiento por Emilio González, no así por el secretario de Gobierno, Fernando Guzmán, quien al escuchar de voz del rector que las diferencias entre ambas instancias “siempre fueron manifestadas con entero respeto”, no logra evitar disimular una amplia sonrisa, quizás sarcástica o quizás no, pero cuya espontaneidad es innegable.

Al final de la disertación, el gobernador toma el micrófono y da continuidad a los ya de por sí extensos agradecimientos. Arroja la millonaria cifra que cambia el rostro de la UdeG y apresura a dar cierre a su participación.

El moderador permite sólo tres preguntas a los medios, pues la rueda de prensa ha de terminar a la brevedad; el acuerdo debe celebrarse… No más marchas universitarias para Guadalajara, no más tráfico a consecuencia de ellas, y sobre todo, no más alegatos mediáticos. La nota, se vislumbra, será la que adorne las portadas del día siguiente, y permita una pacífica Navidad entre quienes sostuvieron esta “batalla por la educación” a través de tanto tiempo.