Enfrentar al narco

La violencia ha llegado a Jalisco. Los asesinatos arteros ocurridos en Tecalitlán, los homicidios de Jilotlán, las extorsiones comunes en Lagos de Moreno, los cadáveres que aparecen continuamente en El Salto y en Ixlahuacán de los Membrillos son hechos contundentes. Aunque se trate de estirar la realidad por medio de percepciones de distinta índole para distraer a la opinión pública, la realidad es que la lucha contra el crimen está llegando a puntos inéditos en nuestras comunidades. Para la autoridad es un desafío enorme. Primero porque las estructuras de gobierno no están preparadas para embestidas de la magnitud de las que suceden en ciudades tan cercanas como Morelia. Las fuerzas del orden están muy lejos de poder cubrir eficientemente el territorio y por ello concentran fuerzas en puntos estratégicos para disuadir o producir confianza. 

Por ello la señal de apoyo federal es significativa. Veremos a fuerzas federales más activas y numerosas en gran parte del estado de Jalisco, lo que incluye seguramente a elementos militares, tanto del ejército como de la marina. La gran cuestión estratégica es que hay varias formas de enfrentar la situación: una es atacar a los jefes de las organizaciones mediante operativos espectaculares y peligrosos, como los que vimos en Michoacán, o actuar para desmantelar escalonada y silenciosamente los mecanismos de suministros de mercancía y de dinero. Esta ruta es más efectiva a largo plazo y la primera es coyuntural. La fuerza de los grupos  criminales viene de los enormes recursos económicos de los que disponen, a partir de ellos adquiere arsenales y recluta y entrena personal. Por lo que más que actuaciones tronantes la acción contra la venta de drogas, la importación y distribución de contrabando, la extorsión y el secuestro son el equivalente a cortar las líneas de suministros al enemigo.  Para ello la información es la pieza clave.


Los servicios de inteligencia han de indicar no solo dónde están las personas, sino de dónde y hacia dónde va el dinero. La expresión debe ser seguir al dinero y no solo seguir a las balas, porque el dinero irregular es el que las compra. 

Los golpes más certeros están en los decomisos de armas, drogas y mercancía, y por supuesto en el castigo ejemplar a quienes blanquean los recursos. La sociedad está ya intranquila y en muchas comunidades es presa del miedo que abre las puertas al pago de extorsiones sistemáticas. Jalisco puede ser un campo de operaciones contra el crimen que se distinga por combatir con inteligencia a la fuerza. 

Esperemos que esto suceda para que no se reviera la idea y se combata a la inteligencia de las mafias sólo con la fuerza.