En quincena se duplican accidentes

GUADALAJARA, JALISCO (12/OCT/2012).- Cada 24 horas, entre semana, la Cruz Roja delegación Guadalajara atiende cerca de 70 servicios en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Cuando llega el fin de semana, prestar el apoyo se vuelve un trabajo maratónico para los paramédicos, quienes viven días críticos.

Pero, cuando la quincena cae en fin de semana, estos servicios se duplican y llegan a ser más de 140, con gran número de muertes, sobre todo choques, volcaduras y atropellamientos, según el coordinador estatal de Socorros de la institución, Oscar Alfredo Mejía Gutiérrez.

Dichas estadísticas de la Cruz Roja ponen de manifiesto que la combinación de quincena y fin de semana representa un dueto peligroso no sólo para quien protagoniza un accidente, sino para el resto de personas que se encuentran en la calle, y que muchas veces se convierten en víctimas de otros sin haber estado en la jugada.

Si a esto se le agrega la ingesta de alcohol o drogas, así como la velocidad al manejar un automóvil, el resultado suele ser desastroso.

Sin excepción, la frase “Gracias a Dios es viernes” circula por las redes sociales cada que termina la semana laboral. La gente, en su mayoría jóvenes, inician con los planes de fiesta que inician desde esa noche y continúa el resto del fin de semana. Ir a un bar, una fiesta, de antro o de “Chapalazo” (visita al Lago de Chapala), son opciones de diversión para los días de descanso.

Si al fin de semana se le agrega la particularidad de que cae en quincena, la algarabía es aún mayor para quienes dejan la oficina y planean días de disfrute. A Paulette Vázquez Navarro, una joven paramédico de la Cruz Roja, también le espera un fin de semana de mucha acción.

Su trabajo empieza desde temprano en un sábado de quincena; le toca la guardia de 24 horas. Los servicios con los que inicia son caídas, algunos atropellamientos o personas enfermas.

Al llegar el mediodía, los accidentes siguen aumentando, y conforme pasa el día, se vuelven más aparatosos.

Paulette se mentaliza. Sabe que esa noche no va a dormir y comienza a tomar café bien cargado porque, seguro, habrá mucho trabajo.

Tiene cinco años de experiencia en la atención prehospitalaria, y todavía no se acostumbra a las escenas con las que se encuentra al llegar a un accidente.  “Sí te vuelves frío, pero cuando veo niños que mueren por accidentes, o incluso una familia va en un carro y ni siquiera iban mal, y otros que sí, y los matan, es mucha impotencia. Tienes que trabajar y dominar estos sentimientos”.