Martes, 15 de Octubre 2024
Jalisco | La lluvia del viernes volvió a inundar varias colonias zapopanas

En Zapopan, otra vez, el piso se hizo lodo

La lluvia del viernes volvió a inundar varias colonias zapopanas, asentadas en un terreno que capta las aguas pluviales de manera natural

Por: EL INFORMADOR

Militares ayudan en la casa de la señora vargas. Es la segunda vez en este temporal que las lluvias le inundan el hogar. EL INFORMADOR /

Militares ayudan en la casa de la señora vargas. Es la segunda vez en este temporal que las lluvias le inundan el hogar. EL INFORMADOR /

ZAPOPAN, JALISCO (25/AGO/2013).- El piso se hizo lodo. El agua entró a las casas y dejó su marca en las paredes: más de 40 centímetros de altura. Los pies se hunden, y las pisadas de personas y perros; las llantas de los carros, camiones y tractores quedan marcadas. En la Colonia Lomas de La Primavera, y en las vecinas Miramar y Arenales Tapatíos, la lluvia llegó, inundó y se fue.

Eran las 18:00 horas del viernes cuando el agua cayó del cielo. La intensidad con la que avanzaba obligó a habitantes de al menos ocho colonias a salvar lo que pudieran: levantaron las cajas del piso, alzaron los colchones, pusieron los muebles sobre ladrillos y los juguetes y la ropa terminaron sobre la mesa. Y ni así pudieron evitar que el agua llegara a objetos como el refrigerador y sillones. Algunos calculan la pérdida hasta en seis mil pesos.

A menos de 24 horas de la lluvia, las cubetas, palas, escobas y carretillas se apoderan de las manos de los colonos. El agua es lanzada directamente a la calle. No al pavimento o a las banquetas, porque no las hay. Todo cae sobre el lodo en el que se hunden los zapatos.

Una de las pocas casas de la colonia en la que se ve trabajar a los elementos de Protección Civil está ubicada en la privada La Campaña. La calle comienza a unos metros del canal de donde se desbordó el líquido que dañó a la colonia. Un pequeño río de agua sucia recorre la vialidad y va a dar a este canal. A un costado de esa corriente está la finca en cuestión: unos cuatro funcionarios de Zapopan sacan el agua de la casa, en la que no quedó un mueble o electrodoméstico servible (o al menos eso dice Javier Franco, hermano del dueño de la casa). Por la ventana se pueden ver los sillones amontonados y la marca en la pared que dice que el agua alcanzó la altura cercana a un metro.

En esta ocasión no hubo riesgo de tragedia, a diferencia de una de las lluvias que cayeron en julio pasado. Javier cuenta que en aquel entonces habitaba la casa una familia con seis hijos. El nivel del agua fue tal que los menores —en ese momento sin el cuidado de un adulto— corrían el riesgo de perder la vida. Los elementos de Protección Civil llegaron a tiempo y no hubo una pérdida de este tipo que lamentar.

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César Alejandro Pérez, mejor conocido como “El Spark”, estaba trabajando cuando recibió una llamada de su hermana. El aviso era casi dramático: la lluvia no cesaba, el agua se metía en la casa y ella no sabía qué hacer. “Ya sabes, las mujeres, llorando y todo eso”.

“Tranquila, apaga la luz y súbete”, fue el consejo de “El Spark” ante la imposibilidad de hacer algo en ese momento. Cuando llegó a su casa ya no estaba su hermana, quien había decidido irse con su mamá. Eran las 20:00 horas. Cuando entró a la finca había unos cinco centímetros de agua y muchos muebles dañados. Lo peor: las dos computadoras con las que hace su trabajo de productor —además de ser electricista se dedica a grabar a raperos— eran parte de las pérdidas.

Al momento de la charla, en la sala sólo hay un estéreo del que sale rap a buen volumen. El cemento queda al descubierto porque hubo la necesidad de retirar la alfombra empapada. Espera que los muebles tengan mejor suerte, porque ni modo de comprarlos otra vez.

La pérdida económica depende del destino del refrigerador: si de plano no vuelve a servir, podría ser de 11 mil pesos.

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Hubo un momento en el que Bernabé se cansó de sacar agua. Lo mejor, pensó, era esperar a que la lluvia frenara y después hacer el recuento de los daños. Sus 54 años y una lesión no le permiten hacer grandes esfuerzos físicos, así que en ese momento se rindió. María Urbina, su esposa, se enteró de la lluvia mientras estaba fuera de casa. Le dijeron que ni se parara en la colonia, así que mejor se fue a la casa de su hijo. A las 11 de la noche pasaron por ella y la llevaron a su hogar. Más de 12 horas después, aún no terminaba de sacar el agua.

Bernabé salvó lo que pudo. Las cajas con papeles y otros objetos que estaban abajo de la cama terminaron arriba de la mesa. Lo que no pudo hacer es que la tierra, producto de una remodelación, se quedara quieta. Ahora luce como si un tornado se hubiera paseado por el lugar.

En la cochera aún están encimados los artículos dañados por la lluvia del pasado 27 de julio. Un cristalero que María Urbina menciona en más de una ocasión resalta entre los muebles que vieron terminada su vida útil. En su habitación aún conserva a uno de los damnificados de aquella lluvia: un guardarropa con las puertas tan hinchadas que ya no cierran.

Después de la lluvia de julio, mandaron poner un ladrillo más atrás de una puerta para evitar que se filtrara el agua. No sirvió. La solución que les da el dueño de la casa —los señores la rentan—, ante las lluvias que se aproximan, es que vayan buscando otro hogar, pues a ésa no le ve solución.

SABER MÁS

Sobre llovido, mojado

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En la zona de Zapopan que afectó la tormenta del viernes hay una cañada de cerca de un kilómetro de largo que sale del Bosque La Primavera y funge como un vaso captador de agua pluvial: el líquido baja y sigue su curso por el Arroyo Seco, que atraviesa estas colonias.

> Las colonias construidas hace dos decenios se asentaron, en el origen, de manera irregular, cerca del cauce mencionado; por eso padecen severas inundaciones todos los años.

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