En Cihuatlán, la arena de “Jova” llegó para quedarse

CIHUATLÁN, JALISCO (13/ABR/2012).- A Cihuatlán la arena llegó para quedarse. A seis meses de que el huracán “Jova” decidió atravesar la Costalegre de Jalisco, las calles del primer cuadro en la localidad sureña aún muestran algunas secuelas que el meteoro dejó a su paso. Tierra de mar en vasta cantidad y una comunidad parcialmente recuperada son el panorama que se observa en el municipio.

Las vialidades de ingreso y salida al destino turístico lucen recuperadas y, mejor aún, balizadas. Ya no hay más arena y cuarteaduras en el paso de autos y vehículos de carga; estos elementos son evidentes en las vialidades interiores. Los platanares crecen, pese a que aún hay tierra encima de ellos que dificulta su evolución.

Los residentes de la cabecera municipal hablan según les fue en la feria. Hay quienes, como Venustiano Rincón López, exponen rechazo a una autoridad que dotó de bienes “a quienes no lo necesitaban”, y otros como Luis Ángel Estrada, quien meses atrás recibió 15 mil pesos de manos del entonces secretario de Desarrollo Humano de Jalisco, Martín Hernández Balderas, un dinero que le sirvió para “reponerse” del golpe que “Jova” le asestó.

Algunos de los domicilios que en 2011 visitó el gobernador Emilio González hoy lucen vacíos. “Recibieron el apoyo y se fueron; fue más de lo que perdieron, y prefirieron irse antes que se los quitaran”, denuncian abiertamente vecinos que platican fuera de su hogar y lamentan no haber corrido con la misma suerte.

Otras tantas residencias exponen letreros en las fachadas: un “Se vende” en letras rojas, y otros tantos que se hallan en renta, porque prefieren anticipar su salida a vivir nuevamente un huracán categoría 2 en el temporal de 2012 que se avecina.

El cruce de las calles Revolución y Zaragoza, otrora abarrotadas de funcionarios públicos, cámaras de video y reporteros con grabadoras, hoy luce desierta. La arena encontró en esa zona su nueva residencia, y las máquinas pesadas que luchan por retirarla no son rivales de consideración: ése es ya su nuevo hábitat.

“Apenas tiene una semana que empezaron otra vez a quitarla; se pararon mucho tiempo. Qué sé yo por qué”, narra Guillermina Chaires, acompañada por su marido, don Leopoldo Macías, afuera del domicilio que comparten desde hace décadas. Él apoya su mano en una estructura metálica, que se piensa como un bastón, pero que en realidad está incrustada a la banqueta. “La puse para apoyarme y bajar a la calle”.

En las zonas de costa, el escenario es aún más distinto. Cientos de turistas, nacionales y extranjeros, recorren las calles de Barra de Navidad y Melaque, con su mirada fija en los coloridos puestos atendidos por gritones que ofertan recuerdos, y atraídos aún más por el característico aroma  de la comida de mar, que abunda en cantidad una vez que el océano se encuentra en calma.

¿Y las autoridades? Ellas no están disponibles para este medio, ya sea porque su ubicación es lejana, porque su compromiso con la función pública les complica cinco minutos de diálogo o bien porque la veda electoral las obliga mantener a raya a cualquier curioso.

Cihuatlán, sin duda, no es el mismo después de “Jova”. No le hace que hayan pasado seis meses desde el octubre del inolvidable huracán. Y aunque son notables las tareas que tanto autoridad como ciudadanía han puesto para recuperarse, el fantasma de una masa gigante de desastre sigue presente en la memoria de la gente. Y la arena, que llegó para quedarse.

En las calles de la cabecera municipal se ven secuelas del paso del huracán “Jova” y de la falta de obras expeditas, como esta calle cihuatleca todavía a medio reparar.

PARA SABER

Los municipios de Cihuatlán y Melaque quedaron incomunicados luego del impacto, en octubre de 2011, de “Jova”; el Gobierno estatal tramitó apoyos por montos que calificó de históricos y que rebasaron los 617 millones de pesos